Por Esteban Rafele (letrap.com)
Economía dijo que para fin de junio el Banco Central iba contar con esa suma. Pero faltan 8.000 millones de dólares.
Por Esteban Rafele (letrap.com)
El 27 de marzo, el dólar subía y Toto Caputo prometió que el FMI y otros organismos ayudarían a llegar a los u$s 50.000 millones de reservas. El 11 de abril, en cadena nacional, el presidente Javier Milei vaticinó que se lograría en mayo. Termina junio, el Banco Central juntó dólares vía deuda, pero faltan u$s 8.500 millones. "Cuando te la pasaste diciendo algo y aparece el dato que te contradice, ello puede obedecer a que cometiste un error o que mentiste. Si fue un error y sos una persona de bien, pedís perdón. En otro caso, sos una basura y sos digno de todos los insultos", tuiteó el Presidente este lunes, para celebrar la fuerte recuperación interanual del primer trimestre, apuntalada por la expansión del consumo privado. "NOLSALP!", concluyó. La onomatopeya es, en realidad, la sigla de "No odiamos lo suficiente a los periodistas". En este caso, los que vaticinaron un rápido fortalecimiento de las reservas que no ocurrió fueron los funcionarios, con Milei y Caputo a la cabeza.
El Gobierno instaló rápidamente que la apertura del cepo para las personas -y la flexibilización para las empresas- venía acompañada con desembolsos fuertes del Fondo Monetario Internacional y de organismos multilaterales. El Fondo puso u$s 12.000 millones al inicio del nuevo programa y comprometió otros u$s 2.000 millones para junio, contra la revisión de las metas trimestrales. Con la misión técnica en el país -en el más absoluto sigilo- se espera que el FMI siga acompañando a la administración libertaria, a pesar de que no cumplió con la meta de acumulación de reservas comprometida.
"La misión técnica del FMI encabezada por Bikas Joshi concluyó su visita a Buenos Aires como parte de la primera revisión del acuerdo bajo el Acuerdo de Facilidades Extendidas", comunicaron fuentes del organismo. "Las conversaciones con las autoridades argentinas continúan siendo constructivas. En el marco de dicha revisión, continuaremos trabajando en los próximos días y brindaremos más información sobre los próximos pasos a su debido tiempo", añadieron. Para esta revisión, el Gobierno debía juntar dólares. Podía, para eso, comprar divisas dentro de la banda de flotación y endeudarse. Optó por hacer sólo lo segundo. Emitió deuda en pesos, a ser suscripta con dólares, por u$s 1.500 millones. Y cerró un REPO con bancos por u$s 2.000 millones.
Recibió, también, desembolsos, del Banco Mundial (BM) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El Gobierno reorientó programas destinados a financiar infraestructura a gasto social y focalización de subsidios. El BID giró u$s 500 millones para "fortalecer la balanza de pagos" a comienzos de mayo -como parte de compromisos por u$s 7.000 millones para Nación y provincias- y el BM mandó u$s 1.500 millones y tiene u$s 3.500 millones en carpeta para girar por los programas en curso. El Gobierno esperaba aportes más suculentos de ambos organismos.
Estos desembolsos no cuentan en su totalidad para cumplir con la meta de acumulación de reservas que planteó el Fondo. El Gobierno debía juntar u$s 4.500 millones netos de los desembolsos del FMI y de otros organismos. "Todavía faltan conseguir u$s 3.700 millones para cumplir con los niveles acordados (considerando los ajustadores)", escribió la consultora Eco Go en un reporte.
La consultora sugirió que el Gobierno aceleró la colocación de deuda para juntar las divisas necesarias para pagar el vencimiento de bonos de julio (u$s 4.200 millones) sin tocar la plata que envió el Fondo. "Con los dólares financieros que consiguieron, el Tesoro ya tiene los depósitos para cubrir los vencimientos de los Bonares y Globales de principios de julio sin usar los dólares del FMI. Entendemos que ésta era la restricción principal para la revisión del acuerdo y el gobierno asume un costo alto para cumplimentarla", afirmó.
El 2 de junio, con las reservas brutas en torno a los u$s 38.000 millones, el director del Banco Central Federico Furiase dijo que el objetivo de u$s 50.000 millones vence, en realidad en estos días. "El plazo de esos u$s 20.000 millones (que iban a sumarse en total) es para fines de junio", dijo en radio Mitre. "Se espera el ingreso de dólares de la cosecha, de la liquidación", añadió, aunque el BCRA no compró ni un dólar de estas ventas que hicieron las cerealeras. Finalmente, Furiase la tiró afuera. "No es importante el número exacto, lo importante es que, con la recapitalización que se hizo del Banco Central, hay dólares suficientes para defender la cantidad de pesos en una paridad en torno a $ 1.000", planteó.
La discusión volvió a instalarse esta semana. El INDEC difundió que, en el primer trimestre, la balanza de pagos (la diferencia entre la cantidad de dólares que entran y salen del país) fue deficitaria en u$s 5.192 millones, con aumento fuerte de las importaciones y los gastos de argentinos en el exterior. Según proyecciones privadas y oficiales, Argentina terminará 2025 con un déficit de cuenta corriente en torno a 2% del PBI. En el acuerdo con el Fondo que se firmó en abril hubo otra mandrileada: se proyectó un déficit "leve" de 0,4%.
Las proyecciones incluidas en ese acuerdo contemplaban desde la óptica del FMI, un dólar más caro. El Fondo todavía espera que el Gobierno, luego de las elecciones, suelte el tipo de cambio. El secretario de Política Económica, José Luis Daza, relativizó la magnitud del rojo. "Un déficit de 2% en un país que crece al 6% es algo absolutamente esperable, es absolutamente razonable", dijo este jueves ante inversores.
La salida neta de dólares, argumentó, obedece a que el país se está capitalizando. "Vamos hacia un superávit de entre u$s 50.000 y 60.000 millones, la minería y la energía van a ser el equivalente a dos sectores agroecuarios en la Argentina del futuro", añadió, mientras el Banco Central vende contratos de dólar futuro para evitar que el tipo de cambio vaya hacia el techo de la banda de flotación. Sus estimaciones son por demás optimistas. A principios de año, Economía & Energía, de Nicolás Arceo, proyectó exportaciones energéticas por u$s 30.000 millones hacia 2030, en el mejor de los casos. La minería podría añadir otros u$s 12.000 millones.
El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, tuiteó que todo marcha acorde al plan: "El déficit de cuenta corriente es entendible desde un aumento de importaciones de bienes de capital y consistente con la inversión necesaria para una economía que está creciendo arriba del 5%", escribió, y obvió que el desbalance de viajes al exterior sumó u$s 3500 millones al rojo. Reiteró que se esperan, también, dólares por las privatizaciones. Caputo habló de hasta u$s 500 millones por las represas del Comahue. No parece significativo.
Por ahora, el FMI acompañará la gesta, pero mira con recelo. Un informe que escribió Martín Rapetti, de Equilibra, hace un mes, llegó a Washington. El economista planteó que cumplir con las metas acordadas exigirá juntar, de mínima, u$s 77.000 millones entre 2026 y 2030. Como referencia, si todo marcha acorde al plan (TMAP), Argentina recién empezaría a exportar GNL a fines de 2027.
Si a este requerimiento de dólares para cumplir con el Fondo se suman los pagos de dividendos trabados, compromisos de deuda y un mayor flujo de importaciones, y aun con un mejor desempeño exportador y un refinanciamiento de los vencimientos de capital gracias al ancla fiscal, "las necesidades de dólares para 2026-30 llegaría a u$s 214.000 millones, equivalentes a entre el 5% y 6% del PBI o el 31% y 36% de las exportaciones".
El economista recordó que el FMI puso a Perú y a Uruguay como referencias de países bimonetarios. "Sus bancos centrales tienen reservas equivalentes a entre 20 y 35% de sus PBI", afirmó. Un tipo de cambio como el actual, en el medio de la banda de flotación, recrudecería el déficit de cuenta corriente en los próximos años. Para suplirlo, el Gobierno necesita que las empresas aceleren inversiones y que el mercado esté dispuesto a financiar tanto al sector privado como al Estado.
El equipo de Caputo festeja la baja de la inflación, se embandera y relativiza estos apremios. "Tenemos tiempo para acumular todas las reservas que queramos”, dijo este jueves el vicepresidente del Banco Central Vladimir Werming. Evitó hablar de fechas. No sea cosa de quedar como un mandril.