viernes 24 de enero de 2025
Cara y Cruz

La alternancia de los consortes

Es comprensible que Cristina Fernández de Kirchner haya iniciado sus incursiones por el interior en calidad de presidente del PJ por Santiago del Estero. El gobernador Gerardo Zamora y su esposa, Claudia Ledesma Abdala, encarnan a la perfección el modelo de perpetuación en el poder a través de enroques que ella y su esposo, Néstor, soñaron en 2007 luego de que se frustrara el proyecto de reformar la Constitución nacional para habilitar la reelección indefinida.

La muerte de Néstor en 2010 impidió tratar de replicar el modelo Zamora a nivel nacional y Cristina debió resignarse a entregarle candidatura presidencial del Frente para la Victoria en 2015 a Daniel Scioli, cuya derrota ante Mauricio Macri no la afligió demasiado.

El matrimonio Zamora, en cambio, viene manejando Santiago del Estero invicto desde 2005, cuando Gerardo, proveniente del radicalismo, se sumó a la transversalidad ideada por Néstor y ganó la gobernación.

Los Zamora Ledesma tomaron y perfeccionaron el legado del extinto caudillo Carlos “Tata” Juárez, que controló la provincia mistolera hasta la ancianidad, directamente o por intermediarios entre los que estuvo su esposa, Nina Aragonés, hasta que en 2003 el Doble Crimen de la Dársena, como se conoció el brutal femicidio de Leyla Nazar y Patricia Villalba, determinó un ocaso que se remachó definitivamente con la condena y prisión domiciliaria por el secuestro, tortura y asesinato del concejal peronista Emilio Alberto Abdala, perpetrado en 1975.

En los albores del imperio, Gerardo Zamora cumplió dos mandatos como gobernador entre 2005 y 2013. La Suprema Corte de Justicia le impidió burlar la Constitución provincial para ir por un tercero consecutivo, pero resolvió el inconveniente candidateando a su esposa Claudia mientras él esperaba por el retorno en el Senado nacional.

Retornó al Gobierno en 2017, donde se mantiene hasta la fecha. Claudia fue elegida entonces diputada nacional y dos años después senadora nacional bajo la fórmula presidencial Alberto Fernández-Cristina Kirchner. Se desempeñó como presidenta provisoria del Senado –segunda de Cristina- entre 2019 y 2023.

El mandato como senadora nacional de Claudia Ledesma de Zamora fenece el año que viene, justo cuando concluye el cuarto período gubernamental de su marido Gerardo, que es el segundo consecutivo.

Se desconoce si Gerardo desafiará nuevamente la Constitución provincial, pero nada le impide al clan reiterar la maniobra de 2013: Claudia a la Gobernación y él al Senado hasta quedar otra vez habilitado o hasta que Claudia cumpla el ciclo de dos mandatos.

Si lo consiguen, coronarían la hazaña de cumplir un cuarto de siglo ininterrumpido en el poder provincial. Solo los supera Gildo Insfrán que, sin impedimentos constitucionales, lleva 30 años al hilo como gobernador de Formosa.

Casualmente o no, Santiago del Estero y Formosa, paradigmas de poder feudal, son las dos provincias en las que la imagen de Cristina de Kirchner supera a la de Javier Milei.

El modelo platónico de alternancia matrimonial prefigurado en 2007, cuando Cristina fue candidata a la Presidencia en lugar de ir Néstor por la reelección, fue materializado en Santiago del Estero por Gerardo y Claudia Zamora.

Quién sabe: quizás los Kirchner hubieran podido desarrollarlo si Néstor no se moría.

Ahora Cristina maniobra en defensa propia, pero también para sostener a su hijo Máximo y delegar en él.

Una variación, en definitiva, del esquema Zamora, al que la exvicepresidenta no pudo evitar expresar su admiración el domingo. n

Seguí leyendo

Te Puede Interesar