Argentina y la nueva ley de protección de los océanos
Por Rodolfo Schweizer- Especial para El Ancasti- Septiembre 2025
Aunque la lejanía de los océanos nos induce a pensar, equivocadamente, que estamos exentos de los males que afectan a esta región del planeta que ocupa el 70% de la superficie de la tierra, el último acuerdo firmado recientemente por 60 países, Tratado de Alta Mar (High Seas Treaty, para revertir el daño a la vida marina y sus consecuencias sobre la humanidad a partir de Enero 2026 sugiere que, por fin, comprendemos los riesgos que nos imponemos a nosotros mismos de no modificar tal conducta. https://highseasalliance.org/2025/09/19/historic-milestone-for-global-ocean-protection-60th-ratification-triggers-entry-into-force-of-high-seas-treaty/ ).
Este acuerdo entre 60 países es una derivación del otro sobre biodiversidad de 2022 producido por Naciones Unidas, para llevar la protección de los océanos más allá de las fronteras nacionales. Esto es lo nuevo y bueno porque implica reconocer que mantener la sana funcionalidad de los océanos demanda una extensión de nuestra mirada hacia más allá de la plataforma marítima propia. Esto no sólo es fundamental porque la vida de todos los organismos o especies que habitan el océano no reconocce fronteras, sino porque los océanos proveen el 80% del oxígeno que respiramos y hace posible nuestra propia sobrevivencia. Esto, sin contar que con su riqueza contribuye con unos 2 trillones de dólares a la economía mundial.
Este plan de cooperación que se diseñó en 2023, fue corroborado en Marruecos este 20 de septiembre. Nuestro país lo firmó en 2024. Según se dice, estuvo 20 años en carpeta discutiéndose y ahora, por fin, se lo proclama. Según Antonio Guterrez, Secretario General de Naciones Unidas, el acuerdo cubre el 30% del area oceánica y define reglas legales vinculantes con los países para conservar y sostener la biodiversidad marina, dañada por décadas de sobrepesca, combatir la polución causada por la navegación de barcos de todo tipo y prevenir el calentamiento global que afecta la vida marina debajo de la superficie de los océanos ( https://treaties.un.org/Pages/ViewDetails.aspx?src=TREATY&mtdsg_no=XXI-10&chapter=21&clang=_en )
En los últimos registros de la Union Internacional for Conservation of Nature (IUCN) sobre las especies marinas se informa que casi el 10% de ellas están al borde de la extinción. Según el Dr Ngozi Oguguah, del Instituto Nigeriano de de Oceanigrafía, la mayor causa de extinción es la sobrepesca y la polución. Especies como los tiburones, las ballenas y el abalón, una especie de marisco, son algunas de las víctimas, perseguidas como alimento y para hacer drogas medicinales.
A su vez, IUCN estima que 41% de ese 10% de especies amenazadas lo son como producto del cambio climático, ligado al aumento de dióxido de carbono en la atmósfera. Este gas es absorbido por el océano, lo cual hace más ácida el agua y amenaza la vida de muchas especies. Pero, ahí no termina su peligro. El cambio climático ligado al aumento del dióxido de carbono en la atmósfera también ha incrementado en 20 veces la cantidad de olas de calor en el planeta, lo cual aumenta el riesgo de tener más huracanes, sequías, inundaciones y gente muerta por tal efecto.
Imaginemos la gravedad de la situación si consideramos que, hoy por hoy, solamente el 1% de las aguas de alta mar están protegidas y que dos tercios (2/3) de las aguas del océano están libres de control y abiertas a la navegación y la pesca a como le venga en ganas a cualquier país o empresa. Por eso, en 2023 se propuso la firma de este Tratado de Alta Mar (High Seas Treaty), que propone que el 30% de estas aguas oceánicas se integren en Zonas de Protección Marina (Marine Protected Areas), para evitar al colapso de los océanos. Esto implicará limitar las actividades de pesca, la navegación y las actividades mineras de exploración en el subsuelo marino, más allá de las fronteras nacionales.
Qué viene ahora
Aprobado el acuerdo, ahora se necesita la ratificación por parte de los parlamentos nacionales de los compromisos firmados por los gobiernos de cada uno de los 60 países. Inglaterra acaba de hacerlo enviando a su parlamento la propuesta de ratificación del acuerdo. Una vez aprobado por las legislaturas nacionales, los países deberán proponer las areas oceánicas cerca de sus costas a ser protegidas. Uno de los problemas que quedaron sin resolver es qué organización internacional tendrá a su cargo la verificación del cumplimiento de los acuerdos.
En el caso de la aplicación de tal acuerdo en nuestro país, la pregunta es la de siempre: qué medidas se implementarán desde el gobierno nacional para cumplir con el acuerdo firmado. Como se sabe, los conflictos con flotas pesqueras extranjeras en el mar continental argentino frente a la Patagonia son frecuentes y su solución nunca clara. Pero, ahora el problema va más allá porque implica proponer una zona de protección oceánica más allá de la plataforma continental argentina y hacerla respetar (!), lo cual anticipa conflictos incluso violentos, probablemente, con las flotas pesqueras extranjeras. ¿Tiene nuestro país medios para hacerlo? No sabemos, pero lo dudamos. Solo sabemos que hay algo cierto en todo este desastre: ni nuestra distancia al Atlántico ni los Andes que nos separan del Pacífico son una barrera que nos pueda salvar de las consecuencias de un mar sobrecalentado por efecto del cambio climático. Solo un compromiso moral, político e internacional puede mitigar las consecuencias de nuestro abuso de la naturaleza.