Campaña propia. Francisco Monti busca sostener un protagonismo diferenciado en el esquema libertario.
Varias paredes capitalinas amanecieron ayer engalanadas con gigantografías del diputado nacional Francisco Monti, radical “peluca” que va como candidato a diputado provincial en el tercer casillero de las listas de La Libertad Avanza. Es un indicio de que el desconcierto de la campaña libertaria continúa, pese a la foto “Jalilandia o Libertad” en la que los “paladares negros” de Javier Milei accedieron a posar juntos con sus cofrades del radicalismo y el video, también unidos, cuestionando al Poder Judicial.
Con un rodaje bastante más extenso que el que pueden exhibir Carlos Aibar Quintar y Valentina Reinoso, que lo preceden en la nómina, Monti no parece dispuesto a esperar instrucciones de los designados por el “karimenemismo” porteño como jefes de la campaña catamarqueña, menos aún con lo compleja que se ha puesto la escena después de la derrota en la Provincia de Buenos Aires.
Adrián Brizuela y Myrian Juárez, candidatos a diputados nacionales, participaron de la reunión que encabezaron la semana pasada en la Quinta de Olivos el propio Milei y el asesor Santiago Caputo, para bajar la línea de campaña tras el demoledor rechazo a los vetos presidenciales en el Congreso. El contenido de este encuentro trascendió por la prensa con bastante detalle, pero todavía no fue abordado con los aliados catamarqueños para sincronizar la estrategia y darle color local.
Nadie imagina a Francisco Monti sometiéndose a las directivas parlamentarias del libertario "puro" Federico Lencina. Nadie imagina a Francisco Monti sometiéndose a las directivas parlamentarias del libertario "puro" Federico Lencina.
Por lo que se sabe y el cariz del relanzamiento de la campaña en Córdoba, los radicales “peluca” no pueden esperar mayor protagonismo del que se les ha asignado hasta ahora. Lo más probable es que los “puros” continúen en el centro de la marquesina de manera casi excluyente, en el marco de una exacerbación del mesianismo y una apuesta a todo o nada al magnetismo que se le atribuye a Milei. Las gigantografías de Monti, solo, inducen a suponer que esa es la impresión que tiene.
Una visteada rápida a sus redes sociales lo muestra en diferentes puntos del interior remando por los postulantes radicales carentes de llegada al comando violeta que controla línea y recursos de campaña: Tinogasta, Fiambalá, Los Altos... Ya había avanzado en soledad con el planteo de un juicio político al fiscal Augusto Barros que tuvo repercusión prácticamente nula entre los libertarios, más allá de las objeciones en términos generales a la supuesta “colonización” del Poder Judicial por parte del Gobierno. Los movimientos autónomos del legislador nacional podrían estar anticipando los de diciembre.
De no mediar una catástrofe, es seguro que ingresará a la Cámara de Diputados provincial. Hay que ver qué pasa con los alfiles que colocó el también radical Tiago Puente en quinto y sexto lugar, incluso con la “famista” Silvana Carrizo, que está octava.
Nadie imagina que Monti vaya a someterse dócilmente a las directivas parlamentarias que le bajen libertarios como el diputado Federico Lencina, presidente de La Libertad Avanza catamarqueña, o Aibar Quintar.
Cualquiera sea la opinión que se tenga sobre sus posicionamientos políticos, carga un historial que seguramente pretenderá hacer valer y respetar ya sentado en la poltrona y sin tanta necesidad de aguantarles los humos a los propietarios de la franquicia. Tampoco es probable que asuma conductas de obediencia incondicional Puente, al que le quedan otros dos años de mandato.
Por lo pronto, en tiempo de descuento acelerado hacia el 26 de octubre, Monti acompaña sin desmarcarse, pero busca diferenciarse y afianzar su figura después de tragarse el sapo de un tercer lugar en la lista en beneficio de los soldados de Federico Lencina. Una campaña propia dentro de la general, para tratar de neutralizar el ninguneo.