lunes 22 de septiembre de 2025
Editorial

La violencia no es un chiste

En las últimas semanas, dos episodios lamentables han vuelto a poner en la superficie del debate público una pregunta que, en una sociedad democrática y con memoria, ya no debería tener lugar: ¿hasta dónde estamos dispuestos a tolerar el “humor” que se construye sobre la humillación y la violencia?

Los casos de las estaciones de servicio de Marcos Juárez, Córdoba (YPF), y Crespo, Entre Ríos (Shell), muestran cómo los límites de la convivencia son deliberadamente borrados por quienes creen que la violencia de género puede ser motivo de burla. En ambos casos, empleados de las respectivas estaciones grabaron y difundieron videos presuntamente “humorísticos” que en realidad constituyen una apología explícita de la violencia hacia las mujeres.

En el video filmado en la estación de YPF, una trabajadora es “atacada” por la espalda con un cono de tránsito, simulando un golpe brutal. Mientras ella finge perder el conocimiento, los empleados la meten dentro de una bolsa de consorcio y la arrastran, como si su cuerpo fuera un desecho. La escena, que remite dolorosamente a femicidios reales ocurridos en nuestro país, es acompañada por risas y un título que deja en claro el mensaje: “Cuando no aguantás más a la de marketing”.

Los videos machistas de las estaciones de servicio son parte de un clima social cada vez más hostil hacia las mujeres, habilitado desde los discursos de poder. Los videos machistas de las estaciones de servicio son parte de un clima social cada vez más hostil hacia las mujeres, habilitado desde los discursos de poder.

El caso de Entre Ríos es igualmente perturbador. Allí, los empleados de Shell dramatizan el secuestro de una mujer, colocándola en una bolsa y cargándola en la parte trasera de una camioneta con destino a “Formosa”, como si se tratara de un paquete molesto. Uno de ellos, en tono burlón, dice: “Otra vez la piba esta. Cuándo será el día que la metamos en algo y la mandemos por ahí”. El video fue difundido desde la propia cuenta de la estación.

Ambas empresas han salido rápidamente a pedir disculpas y a desmarcarse de estos contenidos. También retiraron los videos. Pero eso no alcanza porque el daño ya está hecho.

En realidad, estos videos son parte de un clima social cada vez más hostil hacia las mujeres, habilitado desde los discursos de poder. No se puede soslayar que estas expresiones se inscriben en una corriente de pensamiento que desde el mismo Gobierno nacional se alimenta bajo el concepto de “batalla cultural”, en la que todo avance de derechos es ridiculizado como “ideología de género”.

El presidente Javier Milei y su círculo más cercano han contribuido a instalar un discurso misógino que legitima simbólicamente este tipo de expresiones. Cuando desde las más altas esferas del poder se niega la existencia misma de la violencia de género, se cuestiona la veracidad de los datos oficiales y se ridiculiza la lucha por los derechos colectivos de las mujeres, se envía un mensaje claro: la violencia simbólica y física contra las mujeres es tolerable, incluso graciosa, siempre que se disfrace de “libertad de expresión”.

Afortunadamente, aún queda racionalidad, empatía y sentido común en amplios sectores de la sociedad que repudian este tipo de “contenidos”. El rechazo masivo en redes sociales y la indignación de miles de personas es una muestra de que hay límites que muchos no están dispuestos a cruzar.

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