Para no cortar con la tradición, la empresa CAMINO SA nuevamente incumplió el pago prometido a los empleados para la previa de la Nochebuena. Empleados que ya no esperaban el último sueldo sino una parte de una especie de plan de pagos que se les improvisó ante la acumulación de quincenas, aguinaldos y otras cuestiones que la empresa les adeuda. Algunas desde 2024.
Antecedentes de CAMINO (ex ALCO-CANALE) y deudas hay a montones, y sorprende la cantidad de oportunidades en las que el Estado estuvo involucrado en intentos de salvataje. Los hubo en 2016 con el Plan Tomate, en 2017 con embargos por unos juicios y en 2018 con la quiebra; en 2019 cuando el centenar de empleados que tenía ya le pedían al Ministerio de Producción que intervenga con un esquema de subsidios y en 2020, cuando la participación del Estado fue casi total: por intermedio de AICAT, se asociaron a CAMINO para darle paso a la marca ‘Ídolo’, que tuvo algunas luces verdes que hoy son historia.
El Plan Tomate en 2016 y 2017 fue un fracaso. Participaron productores colonos, a los que el Estado proveyó de insumos para trabajar la fruta, que luego debían llevar a la planta de ALCO-CANALE para su procesado y posterior venta al grupo cordobés DULCOR. Había sido pensado para atender dos frentes: darle trabajo a los productores y reactivar la planta de Sumalao. Catamarca no cubrió la cuota y quedó en deuda con los cordobeses.
Entre 2018 y 2019 la empresa tampoco se destacó precisamente por cumplir sus compromisos salariales, pese a que parte de la carga era cubierta con el subsidio llamado REPRO (Recuperación Productiva), que venía de la Nación. Para 2020 el Estado Provincial volvió a intervenir, esta vez con una reactivación del Plan Tomate, con la empresa estatal AICAT como intermediaria y a cargo de la “reactivación y normalización de la fábrica de enlatados”. La marca ALCO, quebrada dos años antes, dio lugar a Ídolo, una marca que gozaba del sello “Origen Catamarqueño”, con el que los propietarios y representantes de CAMINO hicieron algunas exportaciones a Chile y otros destinos por el Paso de San Francisco, e incluso pudieron ser parte de las comitivas estatales a ferias internacionales, en las que copiosamente celebraron contactos preliminares con “potenciales clientes” de Paraguay, Chile y otros destinos.
El romance con AICAT duró poco. Para abril de 2022 la empresa estatal dejó de participar en la empresa y los trabajadores volvieron a percibir que CAMINO se atrasaba en el pago de las quincenas y con los aportes patronales, y pedían públicamente que el Estado volviese a tomar las riendas.
Los reclamos se mantuvieron en 2023, 2024 y este 2025 que termina, este último con el condimento de la incertidumbre en cuanto a la titularidad de la empresa. En algún momento el sindicato se enteró de que uno de los dueños era Ariel García Furfaro, dueño de HLB Pharma (la farmacéutica involucrada en el escándalo del fentanilo contaminado) pero ahora pareciera que el directorio renunció hace tres o cuatro semanas y ningún empleado sabe con precisión a quién reclamarle.
Hay un patrón clarísimo en todo este relato de sucesos. El Estado, Provincial y Nacional, asistió una y otra vez al auxilio de un proyecto industrial-productivo: le gestionó materia prima, le subsidió cargas patronales y salariales, lo asistió para sus primeras exportaciones y hasta le facilitó la llegada al diálogo con clientes de otros países. Así y todo, una y otra vez el proyecto fracasó. En el single ‘Pendejo’, publicado en 2023, la banda mexicana Molotov lo supo describir con liviana sutileza: “Si la caga a la primera, se le chispotea. Si la caga a la segunda, es estupidez. Si después de la tercera el individuo lo reitera, no hay remedio: ya ha llevado lo pendejo a otro nivel”.
Quizás sea momento de revisar hacia dónde van los recursos de los contribuyentes y destinarlos, por qué no, a proyectos que muestren otro tipo de seriedad en la administración de los recursos.