Gran preocupación está causando entre profesionales vinculados a la salud mental el posible cierre proyectado por el Gobierno nacional de las Residencias Interdisciplinarias en Salud Mental Comunitaria y Adicciones (RISAM), una política pública clave para la formación de equipos con perspectiva comunitaria, integral y de derechos que se viene ejecutando desde hace varios años. Las RISAM fueron implementadas para cumplir con la Ley de Salud Mental 26657, que propicia abordajes y prácticas desde una mirada interdisciplinaria e integral. Están integradas por profesionales de las disciplinas de Medicina (Psiquiatría), Enfermería, Terapia Ocupacional, Psicología, Trabajo Social y Musicoterapia.
La mencionada ley, que ya tiene una década y media de vigencia, contiene postulados de avanzada como la eliminación de salas de contención y aislamiento, la prohibición del uso del electroshock, la priorización de servicios ambulatorios, la garantía de los derechos de los pacientes neuropsiquiátricos y la restricción de las internaciones a casos de riesgo cierto o inminente, entre otros.
Las RISAM facilitan la permanente puesta en relación de diferentes saberes disciplinares, de modo de construir e implementar estrategias de abordaje en dispositivos que son tanto preventivos como asistenciales. Tienen como virtud estimular el pensamiento complejo, la discusión y la horizontalidad a la hora de la toma de decisiones.
También en Catamarca existe esa inquietud. En el área de Salud Mental del Hospital San Juan Bautista trabajan psicólogos, terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales y otros profesionales que ahora tienen un panorama incierto por delante. El eventual cierre de estas Residencias, problema que por ahora se manifiesta a través de la no apertura de nuevos cupos, tendría lógicamente un impacto laboral en estos profesionales, pero también implica un retroceso en los derechos de los pacientes.
Si las RISAM no continúan, en el futuro se produciría la interrupción de un modelo que promueve la contención y el acompañamiento permanente de personas con patologías mentales, que se encuentran en una situación de clara vulnerabilidad.
El recorte de cupos en Catamarca se manifiesta en las disciplinas de Trabajo Social, Psicopedagogía y Terapia Ocupacional, que las profesionales de las RISAM consideran tan importantes como la medicina o la psicología.
Las restricciones que impulsa el gobierno libertario no obedecen a la implementación de un nuevo modelo de abordaje de la salud mental, sino a la ya reiterada obsesión por recortar erogaciones estatales, no importa si la motosierra cercena derechos y provoca un retroceso en la salud pública en general, y en la salud mental en particular. Según lo señalado a El Ancasti por la licenciada Melina Valverde, jefa de la Residencia en Catamarca, si la intención del Gobierno nacional finalmente se concreta, "se volvería a un modelo fragmentado, perdiendo la perspectiva integral y comunitaria que ha demostrado ser más efectiva". Un retroceso que aún puede evitarse.