viernes 18 de abril de 2025
Cara y Cruz

Santa Fe: debut y derrota del "karimenemismo"

El armado electoral libertario capitaneado por la hermanísima Karina Milei y los sobrinos del ex presidente Carlos Menem debutó con una derrota categórica en las elecciones de Santa Fe: terceros, con Nicolás Mayoraz a la cabeza de la lista de convencionales constituyentes y un 14 por ciento de los votos.

Primero se ubicó el gobernador Maximiliano Pullaro, con el 35, segundo el peronista Juan Monteverde, con el 15. Amalia Granata, con Somos Vida y Libertad, quedó cuarta, con el 12. El resto de los competidores quedó muy atrás.

La elección del radical Pullaro solo puede considerarse buena por la dispersión de sus antagonistas. Asociado con el PRO y el socialismo, que en Santa Fe llegó a gobernar, apenas consiguió superar el tercio. Es muy poco si se tiene en cuenta el peso simbólico de los tres partidos, pero el triunfo es inobjetable, fruto de una inteligencia política diametralmente opuesta al perfil faccioso que cultivan los karimenemistas y que quedó expuesto con meridiana claridad al excluir a la antiabortista Granata de la oferta libertaria.

Entre Mayoraz y Granata reunieron un 26% de los votos. Tal sería el caudal electoral libertario santafesino en un cálculo matemático lineal. No se puede saber si la unificación de ambas propuestas las hubiera potenciado como para ganar, pero casi seguridad les hubiera alcanzado para ubicarse en el segundo puesto, muy por encima del peronista Monteverde.

Ni hablar del desempeño que podrían haber tenido si, en lugar de asumir una estrategia de confrontación rabiosa con Macri, Karina Milei y sus escuderos hubieran procurado establecer vínculos más sensatos y sumado al PRO.

Capaz que ganaban unos comicios que para el proyecto de Pullaro son determinantes: pretende introducir la reelección del gobernador en la reforma constitucional.

En las mismas elecciones se libraron las PASO para los cargos legislativos que se definirán el 29 de junio, al que otra vez concurrirán juntos radicales, socialistas y macristas.

El contraste es claro: Pullaro construyó y ganó, el karimenemismo dinamitó y perdió hasta con el peronismo.

El "karimenemismo" expulsó a Amalia Granata y quedó tercero en las constituyentes de Santa Fe. El "karimenemismo" expulsó a Amalia Granata y quedó tercero en las constituyentes de Santa Fe.

El diseño de Karina para las elecciones de CABA se orientó con el mismo criterio fanático. Aunque allí habrá que ver qué efecto tiene sobre la lista macrista la fuga de Horacio Rodríguez Larreta, el karimenemismo expulsó a Ramiro Marra, fundador de La Libertad Avanza que acaudilla una lista propia. La fractura macrista podría neutralizar la de los libertarios, pero de todos modos es indudable que las chances de ganar son mayores con Marra que sin él.

Estas maniobras electorales signadas por la fragmentación reflejan la concepción de un Gobierno nacional que se ejerce como diarquía: Javier Milei tiene los atributos del mando, pero su hermana es “El Jefe”, que como tal administra la guillotina –o las excomuniones-. La simbiótica relación entre los hermanos se basa en la sumisión de Javier a Karina. La hermanísima no es el principal soporte emocional del Jefe de Estado: es el único.

La tendencia del karimenemismo a dividir su propio electorado se extiende por todo el país y abre inmensos interrogantes sobre los resultados que obtendrá La Libertad Avanza fuera del área metropolitana, donde la endeble estructura libertaria tiene que confrontar con jefes territoriales bien afianzados.

¿Se multiplicarán las Amalias Granata y los Ramiros Marra? ¿La arquitectura de las listas para el Congreso será también facciosa y expulsiva?

Más que los inconvenientes del mesianismo, el fracaso karimenemista en el debut de Santa Fe remite a una de las más tradicionales definiciones del estúpido, que por dañar a otro no solo no obtiene ningún beneficio, sino que se daña a sí mismo.

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