domingo 24 de marzo de 2024
EDITORIAL

Plata en el bolsillo

Por Redacción El Ancasti

Aunque suelen tener intereses contrapuestos, en algunas cuestiones vinculadas a la macroeconomía sectores empresariales y de trabajadores coinciden en las mismas reivindicaciones. 

En efecto, las empresas, sobre todos las pequeñas y medianas, demandan la urgente reactivación del mercado interno, situación que, de lograrse, permitiría mejorar sus ventas y consecuentemente sus ingresos. La reactivación del mercado interno está estrechamente ligada al poder adquisitivo de los asalariados. La caída pronunciada de los ingresos, que perdieron la carrera contra la inflación en tres de los últimos cuatro años, incide de manera directa en el achicamiento del mercado interno.

Según la información oficial, los sueldos crecieron en los últimos doce meses un 38,4%, mientras que la inflación en el mismo período se ubicó en el 57,3%. Es decir que los salarios perdieron casi 20 puntos porcentuales respecto de la inflación, lo que representa la peor caída de las últimas dos décadas.

Las pymes y los trabajadores también coinciden en el rechazo a un aspecto central de la actual política económica: los tarifazos, que afectan tanto a las empresas pequeñas como a las familias.

Con el propósito de demandar la reactivación de la economía y proponer algunas líneas de trabajo, empresarios pymes nucleados en la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN) y un grupo de gremios alineados con la Corriente Federal de Trabajadores lanzaron esta semana lo que dieron en denominar una “alianza estratégica entre el trabajo y la producción”.

En el documento que elaboraron solicitan la “reactivación urgente del mercado interno mediante el incremento de la demanda, la protección de la producción nacional, la creación de empleo y la recuperación de salarios y haberes previsionales”.

El escrito señala, además: “No aceptamos como normal que haya pobres, desempleados, inequidades sociales y regionales injustificables y una dependencia económica y financiera perversa”.

La alianza entre empresarios pymes y sindicatos no es, sin embargo, moneda corriente, sino acotada a ciertos sectores empresariales que tienen mucha presencia en el mercado interno. Las firmas más grandes, o que están orientadas con mayor preponderancia al sector exportador, suelen tener contradicciones muy notorias con las demandas de los trabajadores. Los intentos de aprobar una reforma laboral suele enfrentar a ambas partes. Las empresas demandan bajar los costos laborales y los sindicatos se oponen a la iniciativa, porque identifican que bajar esos costos implicará resignar derechos consagrados.

Más allá de coincidencias y contradicciones, la recuperación del poder adquisitivo del salario, que implica más plata en el bolsillo, como señaló hace poco Roberto Lavagna, parece ser la única alternativa viable para la dinamización del mercado interno y la salida de la recesión, que provoca la quiebra de 50 pymes por día y la pérdida de 266.000 puestos de trabajo entre mayo de 2018 y el mismo mes de este año.

 

 

 

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