En su condición de gobernadora y vicepresidenta segunda del Partido Justicialista, Lucía Corpacci participará hoy de una cumbre de mandatarios peronistas cuya agenda no alcanza a disimularle el carácter electoral. Estarán Juan Schiaretti (Córdoba), Carlos Verna (La Pampa), Juan Manzur (Tucumán), Gildo Insfrán (Formosa), Domingo Peppo (Chaco), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Sergio Casas (La Rioja), Sergio Uñac (San Juan) y Juan Manuel Urtubey (Salta). El financiamiento de las provincias para 2018 vertebraría el diálogo, con temas puntuales como la coparticipación del impuesto al Cheque y esa amenaza que es el reclamo de la provincia de Buenos Aires por el Fondo del Conurbano Bonaerense. Señalar la faceta electoral que tiene el encuentro no implica objetar su legitimidad. Por el contrario, viene bien en momentos en que los avatares bonaerenses concentran el interés de modo tan enfático que el destino del resto de las provincias pareciera carecer de importancia. Sin embargo, no será ocioso marcar que para algunos mandatarios resulta más funcional en esta coyuntura que para otros. Es evidente, por ejemplo, el caso de Schiaretti. En Córdoba, Mauricio Macri obtuvo en 2015 resultados arrasadores, que fueron clave para su victoria. La relación más que cordial que Schiaretti mantiene con la Casa Rosada pareciera haber entrado en turbulencia, pero esta impresión podría ser errónea: la preocupación del cordobés pasa más que nada por evitar que el macrismo le arrebate electorado en octubre. Luego, lo más probable es que retorne la sintonía.
De cualquier modo, se sabe que la peor gestión es la que no se hace, así que muy bien está que la gobernadora Lucía Corpacci sume a una movida tendiente a exponer que hay vida más allá de la CABA y Buenos Aires, y que existen intereses comunes a todas las provincias en torno a los cuales podrían articularse movimientos institucionales en el futuro. No es casual que la agenda del encuentro de hoy se base en rechazar la posibilidad de que se retraigan recursos de la masa coparticipable para beneficiar a la provincia de Buenos Aires y exigir la ampliación del reparto del impuesto al Cheque, pues son los más obvios. Pero después ya habría que hilar más fino, porque hay diferencias no menores. Para Catamarca, por caso, que se pusiera en discusión la ley de Coparticipación Federal implicaría el riesgo de retroceder en ese puntito extra que consiguió a fines de la década del ’80 gracias a la muñeca de Vicente Saadi.
Liga de gobernadores del PJ solicitarán audiencia a la Corte
Aunque haya que esperar para ver cómo reacciona el Gobierno nacional ante el encuentro, no es descabellado suponer que instrumentará la habitual estrategia de negociar con cada gobernador por separado para neutralizar una eventual liga de mandatarios. Las divisiones que en el justicialismo provoca la figura de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner son funcionales a tal objetivo. Lo que los gobernadores podrían empezar a explorar es la alternativa de generar escenarios similares al que se montará mañana, pero con mayor perseverancia y desvinculados de coyunturas electorales o amenazas específicas como el Fondo del Conurbano. Esto no necesariamente tiene que ocurrir alrededor de una sigla partidaria. Acaso resulte más provechoso diseñar gestiones intergubernamentales en función de intereses regionales. Que se sepa, no hubo cumbres de mandatarios peronistas para abogar por el destino de las economías regionales, ni cuando a Catamarca le quitaron la promoción industrial, por poner solo dos ejemplos. Bienvenida la liga de gobernadores peronistas, aún con las dudas sobre su integridad después de octubre. Pero acá hace falta otra liga, que configure masa crítica para negociar con el poder central cambios estructurales que permitan revertir el atraso y morigere con política las asimetrías demográficas que invisibilizan al interior frente a los distritos de padrones gordos.