Los trabajadores argentinos vivieron ayer su jornada conmemorativa con retrocesos en las condiciones laborales respecto de años atrás. La caída en el poder adquisitivo de los salarios que se verifica casi ininterrumpidamente desde 2016 es uno de los problemas, al que se le agregan otros derivados de la precarización laboral, el incremento de las horas de trabajo y una gradual pérdida de empleos, tanto en el sector privado como estatal.
Según las cifras proporcionadas por el INDEC, la desocupación subió desde el último trimestre de 2023 (5,7%) hasta el 6,4% del mismo periodo de 2024. Sin embargo, aunque preocupe, el aumento del desempleo es un problema todavía sin tanta gravitación como la precariedad de las condiciones de trabajo. Se contabiliza un avance del trabajo cuentapropista –que en general es el que se dedica a changas eventuales o trabajos sin registración- por sobre el asalariado. El primero creció del 22,6% al 23,8% del total de trabajadores, mientras que los que perciben un salario bajó de 73,7% a 72,3%. En la misma sintonía, la informalidad avanzó del 41,4% del cuarto trimestre de 2023 al 42% en el mismo periodo del año posterior.
Un informe del Programa de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo CETyD de IDAES-UNSAM revela que, mientras el empleo cae, aumenta la cantidad de horas extras trabajadas, lo que indica el esfuerzo de los trabajadores por alcanzar mejores remuneraciones para hacer frente a las necesidades suyas y de sus familias. En un año las horas extra crecieron un 5,1%. También aumentó el pluriempleo, derivado de la urgencia de sumar ingresos.
Hay otros retrocesos laborales registrados el año pasado. Un informe publicado por la economista y periodista Natalí Risso en el portal eldiario.ar.com menciona que se pueden encontrar en la denominada Ley Bases, particularmente el título IV “Promoción del empleo registrado” y en el título V “modernización laboral”.
Cita la extensión del periodo de prueba de 3 a 6 meses o hasta 1 año en función del tamaño de la empresa, lo que permite los despidos sin causa ni indemnización a los trabajadores durante ese periodo; la creación de la figura del “colaborador”, que deben hacerse cargo individualmente de sus aportes previsionales, obra social y ART; la creación del Fondo de cese laboral, que fue pensada para reemplazar las indemnizaciones por despido, aunque hasta ahora no se aplicó en la práctica; la incorporación como causal de despido medidas o acciones llevadas adelante por los empleados en el marco de conflictos laborales; y la promoción de un “blanqueo laboral” que estipula la condonación de las infracciones, multas y sanciones de cualquier naturaleza correspondientes a la regularización de relaciones laborales.
Es de esperar que las condiciones objetivas y normativas mejoren para los años venideros, de modo tal que el balance del Día del Trabajador arroje datos más positivos que los que exhibe el presente.