En estos días se hizo pública una campaña publicitaria de tampones y toallitas femeninas que estuvo orientada a visibilizar y normalizar la menstruación como un proceso biológico con implicancias sociales y culturales. Podría haber sido considerada como una publicidad engañosa, pero esta vez tuvo un sentido más profundo porque puso en debate los tabúes que todavía existen en la sociedad con respecto al sangrado de las personas menstruantes. El “murmullo” que generó el tema también fue oportuno para poner en escena cuál fue el destino de políticas públicas que se generaron para acompañar a la población que menstrúa.
El martes por la mañana se vivió un particular momento en la televisión argentina que abrió un debate. Sofía “Jujuy” Jiménez estuvo invitada a un programa de televisión, en el horario central de la mañana y sufrió un supuesto percance en vivo. Estaba vestida con un pantalón blanco y, cuando se dio vuelta en un paso de baile, tenía una mancha que aparentaba ser sangre en el pantalón, algo que fue advertido por Georgina Barbarossa. La conductora del programa se mostró nerviosa, la tapó, la protegió. En tanto que “Jujuy” Giménez se mostró angustiada por la situación.
El supuesto mal momento se volvió viral y comenzó el debate acerca de si había sido una situación real o una campaña publicitaria porque ya se había realizado antes en otros países. Se instaló la duda y la controversia en las redes. Ante la dimensión que tomó la situación se pronunció el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad con un mensaje contundente: “Sí, menstruamos. Gran parte de la población menstrúa. Hablemos de menstruación”.
Además de accionar a favor para derribar tabúes, la campaña permite indagar acerca de cuál fue el destino de políticas públicas de justicia menstrual.
Al día siguiente, Giménez confirmó que había sido parte de una campaña publicitaria. Sin dudas que la empresa logró visibilidad y un resultado exitoso en términos de marketing para sus productos. Es cierto que la propuesta publicitaria fue un engaño, pero el resultado en términos de concientización social y cultural fue alentador.
Además de accionar a favor para derribar tabúes, la campaña permite indagar acerca de cuál fue el destino de políticas públicas de justicia menstrual destinadas para que las personas puedan acceder a los kits de productos porque tienen altos costos económicos. En agosto de 2021, Catamarca convirtió en ley el programa de gestión menstrual destinado a proveer estos productos a personas menstruantes que están en situación de vulnerabilidad socioeconómica.
Hasta ahora la iniciativa no fue reglamentada y por lo tanto la Secretaría de la Mujer no tiene presupuesto para su aplicación efectiva. La iniciativa se quedó a mitad de camino. En cambio, es justo reconocer que la situación es distinta en la Municipalidad de la Capital ya que se implementó un programa por el que se dictaron talleres en 60 puntos de la Capital. La iniciativa busca garantizar el derecho a la salud menstrual y también apuntar a la utilización de productos sustentables, aspecto relevante para el cuidado del medio ambiente.
Ante la falta de reglamentación de la ley, las personas menstruantes del interior todavía no accedieron a estos beneficios.
Es por esto que hablar de menstruación, también a través de una campaña publicitaria, sirve no solo para derribar mitos sino también para revisar cuál es el abordaje de la salud menstrual en las políticas públicas.