martes 19 de marzo de 2024
Opinión

A prepararse para El Niño y sus efectos

El desastre de la inundación en Buenos Aires de estas últimas semanas nos sugiere una pregunta: ¿qué pasaría en cualquier localidad catamarqueña si se diera aquí lo mismo?

 

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  • Las noticias sobre las consecuencias del avance desmesurado del fenómeno natural de El Niño en estos mismos momentos está ocupando espacio periodístico en todo el mundo y causando alarma por lo inusual de su envergadura. Como no puede ser de otra manera, esta situación entraña graves peligros para nuestra región, que no hace mucho sufrió los efectos de unas tormentas torrenciales e inesperadas que inundaron, causaron destrucción y aislaron localidades sobre todo del este provincial (Bañado de Ovanta, Manantiales, etc), sin contar las tragedias personales y sociales que las acompañaron en localidades como El Rodeo.

    El desastre de la inundación en Buenos Aires de estas últimas semanas nos sugiere una pregunta: ¿qué pasaría en cualquier localidad catamarqueña si se diera aquí lo mismo? En la Pcia de Bs. As. llovió de 75 a 100 milímetros en 24 horas, entre el 5 y el 6 de agosto, y en tres días, 200 milímetros. Estas cifras no son sorprendentes, sin embargo. Según se recuerda, en el mes de abril de 2013 cayeron 150 milímetros en dos horas en Bs. As. y el conurbano.

    Cuesta imaginar las consecuencias sobre las poblaciones catamarqueñas de tal cantidad de lluvia cayendo en los cordones del Ambato o El Ancasti, independientemente de si los asentamientos humanos están hacia el este o el oeste. La pregunta no pretende ser alarmista, sino que busca advertir que, teniendo en cuenta el conocimiento pleno de los efectos desastrosos del fenómeno natural de EL Niño, no se pueden pasar por alto tales hipótesis. De ocurrir, y dada la información disponible sobre esta amenaza, no se podrán aceptar respuestas vagas como las que dio en estos días un candidato a presidente, que le echó la culpa, a la ligera, al cambio climático por lo que pasó. Sin negar que este fenómeno es responsable por muchos de los desastres naturales que se están dando en el planeta, en este momento lo que agrava la situación es la presencia del Niño antes de tiempo.

    El fenómeno de El Niño da nombre a un proceso de calentamiento del Océano Pacífico frente a las costas sobre todo del Perú, norte de Chile y Ecuador, por efecto de una corriente de agua cálida que viene del lado de China e Indonesia hacia las costas de Sudamérica. Se lo llama así porque normalmente llega para Navidad (el Niño Dios), aunque ahora se ha adelantado casi 5 meses.

    Esta corriente es evitada normalmente por los vientos de este a oeste, que mantiene confinada esa agua cálida en Asia. El problema ahora es que esos vientos disminuyeron a niveles sin precedente, lo que ha hecho posible que esa agua cálida se mueva hacia las costas de Sudamérica y se quede dando vueltas por allí, causando una dinámica climática salvaje, que bien puede ser de zozobra para la población.

    Este comportamiento oceánico, que ocurre cada 2 a 7 años, más o menos, implica un mayor calentamiento de la atmósfera, lo cual altera la circulación de los vientos y genera una mayor evaporación del agua, lo cual se traduce en un incremento de la nubosidad y, por lo tanto, en más tormentas de peligrosidad variable. Naturalmente, a mayor temperatura del océano, mayor el peligro de tener desastres naturales.  

    Hoy, la gravedad de la situación viene dada por el hecho de que ya se ha verificado que la temperatura del océano ha subido un grado, lo que es mucho para esta época del año, y revela que el fenómeno empezó antes de tiempo, según la Administración Nacional de la Atmósfera y los Océanos (NOOA) de los Estados Unidos. Esto ha llevado a estimar que en el pico del fenómeno se tendrá al Océano Pacífico a unos 3 grados por encima de su temperatura media. A modo de recordatorio, los medios nos hacen presente que en 1997 el aumento de la temperatura por culpa de El Niño de 2, 5 grados causó 23.000 muertos en el planeta y unos 45 billones de dólares en daño.  

    Si se considera que los efectos que tuvimos en nuestra provincia en 2013 se dieron con un aumento de solamente 0,6 grados en la temperatura oceánica, es de imaginar lo que nos puede esperar con 3 grados. Por lo tanto, una tormenta de 100 mm en un día en los cerros que nos circundan no debería considerarse impensable como hipótesis, para delinear acciones de protección.

    Si bien es cierto que, por otro lado, como con todos los pronósticos climáticos, no se puede asegurar con total seguridad lo que pueda pasar con el tiempo en un lugar en particular, lo cierto es que el clima y las condiciones atmosféricas nos están mandando mensajes que es necesario escuchar. Según las informaciones, esta amenaza del Niño durará entre 6 y 9 meses. Desde ya se ha anticipado que 2016 será uno de los años más calientes por efecto de ese fenómeno. Naturalmente, estos inconvenientes serían más manejables de contarse con un servicio meteorológico que contara con modelos matemáticos que permitan anticipar el tiempo al menos por una semana.

     En conclusión, si bien para el verano todavía faltan unos meses, las lluvias desmedidas que se han dando en la provincia de Buenos Aires y Santa Fe deberían tomarse como un anticipo de lo que podría caernos encima en los meses de verano. Prepararnos para enfrentar un desastre que se presenta como probable desde ahora, es lo mínimo que podemos hacer para evitar los daños públicos y personales asociados a los desastres que acompañan a estos fenómenos. 

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