martes 3 de junio de 2025
El mirador político

Síntomas de insatisfacción

Aunque la concurrencia fue menor a la del sábado 24, la manifestación organizada ayer por sectores disidentes de las burocracias sindicales exhibió con mayor nitidez indicios de insatisfacciones que exceden lo sectorial.

Lo multitudinario de la primera marcha fue un síntoma. El reclamo puntual de los docentes autoconvocados sirvió para expresar otras desazones sociales.

El Gobierno derogó de inmediato el decreto que había precipitado la movilización y consiguió una tregua con el universo educativo en pie de guerra. La maniobra le costó admitir menos una derrota que la eficacia de la protesta en la calle como procedimiento.

Otros enclaves de la administración pública tomaron nota y se prendieron a la estela. Lograron mucha menos adhesión, es cierto, pero su marcha no puede ser considerada insignificante. Hay un malestar larvado que comienza a emerger y pone en crisis los instrumentos tradicionales del oficialismo para dar respuestas.

Los sindicatos estatales son los primeros desbordados por el fenómeno. El Gobierno se equivocó de interlocutores para ejecutar los cambios que pretende en el ámbito educativo y lubricó la irrupción exitosa de los autoconvocados.

En el fondo, se trata de un problema de sensibilidad política. Fallaron los dispositivos para detectar lo que se estaba gestando por fuera de las amistosas relaciones con unos dirigentes gremiales deslegitimados.

El funcionariato y los sindicatos sellaron sus componendas sin considerar el clima social. Las marchas son consecuencia de un encapsulamiento burocrático.

Caribe-gate

Sobre ese trasfondo estalló el Caribe-gate protagonizado por la intendenta de Valle Viejo Susana Zenteno, que se fue de vacaciones a la República Dominicana con sus hijas.

Las explicaciones estriban exclusivamente en argumentaciones jurídicas y errores o involuntarias omisiones administrativas. El “zentenismo” se aferra a esos elementos porque no puede justificar que el destino turístico de la intendenta se conoció por la indiscreción de una de sus hijas que publicó imágenes en sus redes sociales. Ese fue el “error”, no olvidarse de hacerle firmar un decreto.

El Municipio aludió en un primer momento a problemas de salud.

¿Por qué no aceptó de entrada que Zenteno se había ido de vacaciones al Caribe? Podrán esgrimirse decenas de excusas, pero ninguna será más convincente que la obvia: porque sabía que la información tendría un pésimo impacto en la sociedad chacarera; porque sabía que era inoportuno irse de viaje de placer.

Zenteno no es una empleada pública. Sus derechos al descanso tienen el alcance de sus responsabilidades políticas como intendenta, primero, y como integrante de un espacio, después. Quiere decir que tiene que considerar si las circunstancias en que decide vacacionar son adecuadas.

Todo indica que las analizó, las consideró inadecuadas y no le importó. De otro modo ¿por qué tendría que mentir o hacer que sus colaboradores mientan que estaba enferma?

Como si no tuviera suficientes inconvenientes, el oficialismo tuvo que hacerse el sota frente a tamaña muestra de indiferencia ante la situación social. Los “zentenistas” no tuvieron más remedio que poner la cara para defender lo indefendible.

Votos agazapados

El Caribe-gate acentuó en la filas oficialistas inquietudes que el volumen de la marcha del 24 de mayo llevó al primer plano.

Valle Viejo es un distrito de fuerte peso simbólico y su responsable política se desentendió del impacto negativo que tendría en la opinión pública el ocultamiento de sus vacaciones. Esto, en un año electoral que configurará la escena institucional hacia las gubernamentales de 2027, en las que el peronismo jugará su continuidad en el poder.

Los comicios legislativos estarán signados por una particularidad. Ni el gobernador Raúl Jalil, ni el intendente capitalino Gustavo Saadi, ni la senadora nacional Lucía Corpacci, las tres figuras con mayor consenso dentro del oficialismo catamarqueño, figurarán en el voto para traccionar.

El Caribe-gate acentuó en la filas oficialistas inquietudes que el volumen de la marcha del 24 de mayo llevó al primer plano. El Caribe-gate acentuó en la filas oficialistas inquietudes que el volumen de la marcha del 24 de mayo llevó al primer plano.

Los síntomas de insatisfacción social y conductas autistas como la de Zenteno podrían conjugarse en las urnas.

El oficialismo corre con la ventaja del desconcierto opositor, pero es un elemento que escapa a su control y hay que evaluar la incidencia libertaria. Dirigentes del peronismo resaltan que La Libertad Avanza, sola, consiguió ganar las capitales de Salta y Jujuy aunque perdiera las provinciales.

La prédica antisistema de Milei penetra con mayor facilidad, como es lógico, en los distritos urbanos más populosos. Como Valle Viejo, precisamente, lindero a la determinante San Fernando del Valle.

A estos precedentes, quizás escasos para extrapolar pronósticos, conviene sumar un dato olvidado de 2023.

En las elecciones provinciales donde Jalil y Saadi obtuvieron sus reelecciones con cifras aplastantes, el voto en blanco se ubicó como segunda fuerza, con un 21%.

Es distinto del ausentismo. Más de 55 mil catamarqueños se tomaron el trabajo de concurrir a votar para expresar su rechazo activo a la totalidad de la oferta electoral. Si el voto en blanco fuera un partido, le hubieran correspondido 5 bancas en la Cámara de Diputados. Fue un elemento distintivo de la contienda catamarqueña, no se dio en ninguna otra provincia.

Hay una enorme porción de la sociedad agazapada, expectante, que se siente huérfana de representación, ignorada por el sistema político. De ahí salen los cisnes negros.

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