miércoles 20 de septiembre de 2023

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Lo bueno, lo malo y lo feo

Dolarización, convertibilidad y liberación cambiaria

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Cuando empecé a escribir este artículo se estaba conmemorando los 202 años de la Autonomía de la Provincia de Catamarca. Al igual que el 25 de agosto de 1973, no fue un año más en su calendario. En ese lejano 1973 se firmaba el Acta de Reparación Histórica, quizás una de las únicas acciones de gobierno que no implicó gastar dineros públicos sino reconocer aportes y erogaciones de Catamarca a la Nación. Quiso el destino que exactamente cincuenta años después falleciera el Dr. Hugo Alberto Mott, gobernador de la Provincia por aquellos aciagos años y parte sustancial del hecho histórico e inédito de tal reconocimiento. Como catamarqueño, más allá de cualquier diferencia política, al Dr. Mott, en su memoria y a quienes de una u otra forma lo acompañaron en ese momento y la posterior promoción del desarrollo económico industrial, agropecuario y turístico de Catamarca: ¡¡¡GRACIAS!!!

Pasó el tiempo, hoy nos toca convivir con una realidad distinta y en cierta manera parecida, porque el incipiente desarrollo productivo privado, consecuente con la promoción del Acta de Reparación Histórica, nos hizo avizorar al principio un futuro promisorio que las malas gestiones locales, nacionales y coyunturas macroeconómicas desopilantes de la política argentina, ocasionaron volver casi al punto de partida en una provincia signada por la dependencia cada vez mayor del sector público, que asfixia y aliena la capacidad autodeterminante de sus habitantes y, para colmo de males, el orden nacional viene marchando progresivamente hacia ese mismo destino.

En las últimas PASO se vio un claro mensaje de cambio (votos), por un lado, y de hastío (no votos), por el otro. Sin embargo y cualquiera sea el resultado de las elecciones generales será necesario observar que ningún plan macroeconómico, proyecto de inversión pública o privada, ni siquiera el simple presupuesto de los gastos familiares, puede ser formulado y mucho menos llevado a la práctica con una moneda depreciada en su esencia y despreciada por quienes deberían propender a la "defensa del valor de la moneda" (sic), Banco Central de la República Argentina (Carta Orgánica) y Congreso Nacional (Artículo 75°, Inciso 19 de la Constitución Nacional).

Sin dudas, en alguno de ellos o en ambos hay una mala praxis de su función tanto por acción como por omisión.

La desvalorización constante de la moneda es el síntoma de una economía enferma que fomenta el agio y la especulación en la población, tanto del lado de la oferta como del de la demanda.

La recuperación del denominador común (moneda sana) que los bienes y servicios requieren en una economía transaccional debe ser la base de un cambio sustancial en la conducta e ideología que rige la política monetaria, pues resulta hasta ridículo y contradictorio con el discurso de defensa de nuestra autonomía la desmesurada emisión de moneda espuria, a tal punto que se ha convertido en una verdadera estafa (tipo piramidal) contra el recurso financiero de todos los argentinos.

En este contexto, excluyendo al kirchnerismo, que más parece un ejército en fuga incapaz de modificar la ideología que lo ha llevado al fracaso (más plan platita), aparecen en el horizonte del cambio necesario cuanto menos tres variantes de política monetaria cuyo objetivo primordial sería la desaceleración de la inflación de precios a partir de una moneda estable.

El liberalismo ortodoxo, personificado en este caso por el candidato de la Libertad Avanza, Javier Milei, propone una dolarización de la economía: que en un mayor o menor plazo la moneda nacional sea reemplazada por los dólares estadounidenses. Cercano a este plan cabe la posibilidad de reeditar la convertibilidad de los años 90, que en definitiva (a pesar de que en aquel momento no prosperó como tal) implica una dolarización progresiva e inducida. Una tercera opción aparece en el planteo del economista Horacio Tomás Liendo, en principio acompañado por la Fundación Mediterránea (Carlos Melconian) y en el radar económico de Juntos por el Cambio (Patricia Bullrich), por el que propone la liberación del mercado cambiario, darle al dólar (eventualmente cualquier otra moneda extranjera) un curso legal para las transacciones nacionales y libertad para las internacionales, tanto importaciones como exportaciones, manteniendo la continuidad concurrente del peso nacional, si solo pensáramos en la moneda norteamericana sería una especie de sistema bimonetario.

¿Son posibles?

En abril de 1991 un dólar cotizaba (por la paridad de la Ley de Convertibilidad) a un peso convertible (para ser más precisos al 01/04/1991, 10.000,00 australes). Si tomamos este valor y lo actualizamos por un índice de precios que refleje la inflación, por ejemplo el utilizado por los contadores públicos para reexpresar en moneda homogénea los estados contables:

Enero de 1993 (1) = 7,4671

Julio de 2023 (2) = 1.818,0838

Nos daría un coeficiente de ajuste:

1.818,0838 / 7,4671 = 243,48

Quiere decir que si al dólar de $1,00 del 01/04/1991 lo multiplicamos por 243,48 y le agregamos como costo de oportunidad o menor renta financiera alternativa la inflación en dólares promedio de Estados Unidos para estos treinta años, 120 %, algo así como un 40 % nominal por cada diez años, su valor actual sería de:

$1,00 x 243,48 x 2,20 = $ 535,65 por cada dólar.

Ahora bien volvamos sobre las propuestas de dolarización, convertibilidad o liberalización cambiaria; la Argentina hasta el último dato aportado por el BCRA (22/08/2023) tenía una Base Monetaria ($ en circulación) de 6.354.553 millones de pesos (6,35 billones de $), es decir que si quisiéramos reemplazar estos

pesos por dólares al cálculo actualizado anterior, se necesitarían casi 12.000 millones de U$S. Sin embargo, la emisión monetaria fue muy superior a esa masa en circulación, tres veces superior, pues hay algo más de 17 billones de pesos depositados en los bancos e inmovilizados por las LELIQ (Letras de Liquidez) mayoritariamente, que le están costando al país 1,6 billones de pesos por mes. ¡¡Cinco veces más que el déficit primario mensual del Poder Ejecutivo, algo así como 300.000 millones de pesos!!

Si hubiera que convertir estos pesos cautivos en dólares frente a una eventual dolarización forzosa o inducida, harían falta 32 mil millones de U$S adicionales a los 12 mil millones del circulante, total: cuarenta y cuatro mil millones de dólares.

Parecen cifras inalcanzables para las exiguas reservas disponibles del BCRA. Sin embargo, no representa más del 20% de los dólares que se calcula poseen los argentinos "bajo el colchón" local o del extranjero (3).

Si de alguna manera la política y sus candidatos dieran señales de firmeza racional, seguridad jurídica, variables macroeconómicas estables y previsibles, la liberación al mercado de esos dólares, aún mantenidos como ahorro pero saneados fiscalmente a una tasa imponible del 20 %, equivalente a la masa monetaria ampliada, permitiría la aplicación, cada una con sus matices, de cualquiera de las tres alternativas de política monetaria expuestas al inicio.

Escucho comentarios, acepto aportes y críticas constructivas.

(1) Primer índice publicado posterior al 1/4/1991

(2) Último índice publicado anterior al 25/8/2023

(3) U$S 261.124 millones Ámbito Financiero 30/06/2023 (INDEC marzo 2023)

Raúl E. Macaroff

DNI 11.983.302

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