jueves 13 de marzo de 2025
Cara y Cruz

No es una "foto"

El desempeño de los alumnos catamarqueños se desplomó tras la pandemia, pero el retroceso lleva varios años...

El desplome del rendimiento educativo en Catamarca amerita un análisis pormenorizado de sus razones, independiente de la pandemia que impactó negativamente en todo el país. La provincia registró los peores indicadores del Noroeste en las pruebas Aprender, y a nivel nacional solo Chaco se ubicó por debajo.

No son “una foto de la pandemia”, como consideró la ministra de Educación Andrea Centurión, sino la corroboración de que la pandemia fue más dañina para el estudiantado catamarqueño debido a que cayó sobre un sistema sometido a años de degradación. Tampoco es razonable achacar el decepcionante desempeño a los “cuatro años de desinversión” de la gestión de Mauricio Macri: el retroceso viene sostenido desde mucho antes. Hay, sin dudas, elementos diferentes al confinamiento sanitario y a las alternancias políticas nacionales que gravitan en la escena catamarqueña.

En Matemáticas, la caída de 2018 a 2021 fue de 2,6 puntos: de 42,5 por ciento de los alumnos de sexto grado habían alcanzado resultados satisfactorios en la materia, el índice bajó a 39,9 por ciento tres años después.

En Lengua fue más dramático. Del 65,6 por ciento en 2018 a 43,9 en 2021: casi 22 puntos menos.

Ambos indicadores están muy por debajo de la media nacional, que fue de 54,8 por ciento en Matemática y 56 por ciento en Lengua. Los chicos catamarqueños quedaron 15 y 12 puntos atrás, respectivamente.

El factor socioeconómico también juega un rol importante. El rendimiento de los alumnos de escuelas privadas fue superior a los de las públicas en todas las provincias, pero Catamarca, lamentablemente, estuvo también en el podio de las peores en este rubro con 33.1 puntos de distancia entre unos y otros, solo superada por San Juan.

El confinamiento de la pandemia y las consecuentes clases virtuales se precipitaron sobre un sistema de alta vulnerabilidad, que ni por asomo estaba preparado para ponerse a la altura del desafío, pese a los años en los que se entregaron notebooks a mansalva. Hubo niveles de deserción significativos tanto entre los estudiantes como entre los docentes.

La “foto” del Aprender es consecuencia de las políticas aplicadas a nivel provincial antes, durante y después de la pandemia, de manera que no sería justo cargarle a Centurión la romana del fracaso.

Sí puede pedírsele una evaluación más profunda del historial educativo, que permita discriminar entre los perjuicios devenidos de la emergencia sanitaria –agravados por la incompetencia- y los que obedecen a déficits y vicios de gestión crónicos.

En términos más generales, también resulta razonable pedir una mejor coordinación entre las diferentes áreas del gobierno, sobre todo a la vista de la ineficiencia demostrada para utilizar los instrumentos informáticos con fines educativos durante, precisamente, la pandemia.

El desempeño de los alumnos catamarqueños se desplomó tras la pandemia, pero el retroceso lleva varios años El desempeño de los alumnos catamarqueños se desplomó tras la pandemia, pero el retroceso lleva varios años

Es indudable a esta altura que suplantar la educación presencial por la virtual, si fuera posible y conveniente, demandará esfuerzos mucho mayores que las meras enunciaciones y el voluntarismo.

En este marco, el ministro de Ciencia e Innovación Tecnológica Isauro “Taro” Molina se permitió rechazar el pedido de la construcción de una escuela realizado por alumnos secundarios de la localidad de San Pedro, Santa Rosa, con el argumento de que la densidad poblacional disminuye y conviene más concentrarse en los tecnológico.

“No podemos hacer escuelas para alumnos que no existen”, dijo.

Existen, y son víctimas de este tipo de análisis estrafalarios y la degradación del sistema.

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