lunes 20 de enero de 2025
Editorial

La cobertura sanitaria universal como objetivo

Si bien suele criticarse, con argumentos sólidos, las deficiencias de la salud pública en la Argentina, es preciso decir que no son muchos los países en el mundo que, como el nuestro, gozan de una amplia cobertura gratuita, no solamente en el servicio de emergencia, como ocurre en la mayoría de los países, sino también en las más variadas especialidades.

Esta virtud, que ahora se ve amenazada con el recorte presupuestario impulsado por el gobierno libertario, debe servir como disparador de un debate a propósito de haberse celebrado ayer el Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal, proclamado por la ONU en 2017.

Con todos sus defectos, el sistema de salud pública de la Argentina se encuentra en el contexto global, entre los que más cerca está de garantizar una cobertura de estas características. En la mayoría de las naciones el sistema hegemónico es privado, en donde predomina la idea de rentabilidad, complementado con un sistema público débil y limitado fundamentalmente a la cobertura de emergencias sanitarias.

La ONU enumera los requisitos imprescindibles para lograr la cobertura sanitaria universal: que las personas dispongan de centros de salud y hospitales cercanos y accesibles, a los que puedan acudir ante cualquier problema o síntoma; que en esos centros de salud existan profesionales suficientes que puedan atender la demanda de pacientes, con unos horarios y condiciones de trabajo dignos; y que las personas puedan acceder a los medicamentos que necesiten, para sanar o curar las enfermedades.

La cobertura en Argentina está garantizada en la teoría, con excepción de la cercanía de los centros de salud, que en algunas zonas de la extensa superficie nacional no se verifica. Que se cumpla en la teoría implica que la planificación sanitaria contempla la presencia de profesionales en los centros de salud y el acceso a medicamentos por parte de todas aquellas personas que no pueden pagarlos, aunque a veces en la práctica existan restricciones para su cumplimiento.

Uno de los aspectos centrales de la cobertura sanitaria universal es lo que habitualmente se conoce como atención primaria de la salud, que orienta sus estructuras y funciones hacia los valores de la equidad y la solidaridad social, y el derecho de todo ser humano a gozar del grado máximo de salud que se pueda lograr sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social.

El propósito central es organizar los sistemas sanitarios en torno a un sistema fuerte centrado en el paciente. Priorizar la prevención de las enfermedades es, además de una herramienta eficaz para mejorar la salud de la población, un recurso para reducir los gastos que derivan de los tratamientos de las personas enfermas. La promoción de prácticas de vida saludables se erige, en consecuencia, como uno de los pilares de la salud pública. El otro aspecto a considerar es la organización del sistema de salud y su financiamiento para lograr el objetivo de la cobertura sanitaria universal.

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