sábado 26 de abril de 2025
EDITORIAL

La homofobia se aprende en casa

Por Redacción El Ancasti

Los alumnos que integran el colectivo LGBTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales) se encuentran entre las víctimas más frecuentes de bullying o acoso escolar. Y son los destinatarios de las bromas más crueles.

La discriminación que sufren, las burlas a los que son sometidos con frecuencia, no son, por suerte, generalizadas. Hay en la juventud una creciente aceptación de la orientación sexual o de la identidad de género autopercibida como algo natural, como una elección que debe ser admitida y acompañada por familiares, amigos y, por supuesto también, por compañeros de escuela. Sin embargo, persiste cierta intolerancia y agresividad entre algunos adolescentes alimentada muy probablemente por la educación que reciben en sus hogares –no es exagerado decir que la homofobia se aprende primero en la casa- o por las posiciones retrógradas de docentes y directivos de las escuelas, que siguen abordando la problemática desde posturas prejuiciosas y sectarias. 

Acaba de publicarse un estudio elaborado por la Unesco en siete países de la región que señala que más de la de la mitad de los estudiantes del colectivo LGBTI se sienten inseguros en los colegios por su orientación sexual. 
El Informe Regional de Seguimiento de la Educación en el Mundo recaba datos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay, indica que entre el 47 y el 81% de los estudiantes LGBTI se sienten inseguros en las escuelas por su orientación sexual. El estudio también consigna que los adolescentes que experimentan mayores niveles de victimización por su orientación sexual “tienen al menos el doble de probabilidades de no asistir a la escuela y presentan altos niveles de depresión”.

En algunos de los países mencionados no se implementan programas educativos que promuevan la inclusión y la aceptación de este colectivo, en algunos casos porque no existen y en otros porque son bloqueados por grupos de presión conservadores, muchas veces de orientación religiosa. En Argentina, particularmente, rige desde hace 15 años la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), que contribuye a reforzar los derechos de los integrantes del colectivo LGTBI y a derrumbar los mitos que se edifican en su contra. Sin embargo, la implementación de la ESI es parcial, precisamente por el bloqueo que intentan estos sectores intolerantes de las diferencias. 

El informe le atribuye al docente “un papel estratégico”, sobre todo “en la creación de climas escolares respetuosos, apoyando al alumno, por lo que hay que empoderar al personal docente para ejercer este rol”.
El entorno de la persona que pertenece al colectivo LGTBI, particularmente los adultos –familiares, docentes, directivos de los colegios- debe ser capaz de empatizar con el sufrimiento de los que se sienten excluidos por su orientación sexual. Sufrimiento que se manifiesta en el bullying, pero también de situaciones de violencia y en el desconocimiento de derechos básicos de las personas, como es el de su propia identidad. 

Y así como la homofobia se aprende en casa, también en el seno familiar se puede enseñar la tolerancia y el respeto a la diversidad.

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