martes 19 de marzo de 2024
EDITORIAL

Un súper problema

Por Redacción El Ancasti

Una inquietante advertencia lanzó esta semana el comité de expertos del XXI Congreso de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). Señaló que “en el 2020 se adelantó 10 años la resistencia antimicrobiana”. La razón: el uso indiscriminado de antibióticos por parte de la población.

El tema fue objeto de análisis en este evento con sede en Buenos Aires. La reflexión sobre los malos hábitos de un porcentaje alto de la población, que se auto medica y consume antibióticos para combatir enfermedades que no requieren de ese tratamiento por ejemplo, virosis como simples resfríos-, no es nueva. Pero sí lo es el dato de la década de adelanto de la resistencia antimicrobiana. Esto significa que hay bacterias que, según los cálculos, iban a ser resistentes a los antibióticos dentro de diez años, ya los son en la actualidad.

La relación entre el uso indiscriminado de antibióticos por parte de la gente y la pérdida de eficacia de estos fármacos no es, según parece, advertida debidamente, con las consecuencias negativas ya expuestas. 

Durante los últimos años el mundo científico viene alertando sobre la existencia de superbacterias resistentes a los antibióticos que, de continuar evolucionando, se convertirían en la principal causa de muerte en el mundo. Se trata de microorganismos multirresistentes han evolucionado desde bacterias comunes que eran sensibles a los remedios hacia otras a las que los medicamentos no les hacen daño.

Se han notificado muertes provocadas por simples infecciones comunes, pero que no reaccionaron favorablemente al efecto de los antibióticos por la resistencia desarrollada por las superbacterias. Ya son responsables de millones de infecciones y de miles de muertes por año. Solo en Estados Unidos mueren, según las estadísticas oficiales disponibles en ese país, casi 25.000 personas anualmente. El de las superbacterias se ha convertido en un súper problema. 

La resistencia a los fármacos no es solo de las bacterias, sino también de virus, hongos y parásitos, de modo que el tratamiento de las enfermedades no puede ser una decisión tomada por los propios enfermos, o familiares o amigos, sino por profesionales de la salud que saben qué medicamento es adecuado para cada afección. O, también, si alguna patología no requiere de remedios específicos para combatirla sino solo de algunos paliativos que ataquen los síntomas analgésicos, antifebriles- hasta que el malestar finalmente desaparece. 

Una recomendación específica para los profesionales farmacéuticos es evitar la venta de antibióticos sin su correspondiente receta.

Otra conclusión preocupante del mencionado congreso es el descenso en la cobertura del calendario de vacunación, que es un problema global, pero también de la Argentina. En nuestro país ese descenso se ubica en el orden del 75%. 

En un contexto de baja de los casos y muertes por coronavirus, las autoridades de Salud bien harían en profundizar en campañas tal vez relegadas en el último año y medio, entre ellas la de concientizar sobre la inconveniencia de auto medicarse, práctica nociva que no solo afecta al que lo practica, sino también, como puede apreciarse, a la humanidad toda.

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