Llegar a comedores y ver la demanda creciente es una constante en el norte y sur de la Capital, a la asistencia permanente de niños ahora se suman los padres que no tienen trabajo y deben alimentarse al menos una vez al día. Desde los comedores; La Luciérnaga y Los Pitufos, contaron que la demanda es incesante, pero salvo casos excepcionales no pueden incrementar el listado atentos a que los fondos que reciben son para un padrón ya determinado. Aún así reconocen no poder negarle comida a quienes se acercan con hambre.
Miriam, responsable de Las Luciérnagas, ubicado en el barrio 20 viviendas norte, contó que desde hace varios meses tiene más familias que retirar alimentos de lunes a viernes llegando a superar las 150 personas por día.
El comedor La Luciérnaga necesita urgente un freezer
“Tenemos muchas familias completas que vienen a pedir, antes mandaban los niños ahora vienen todos. Mucha gente viene a pedir por favor porque no solo se quedaron sin planes sino sin trabajo, todos los días se quiere sumar gente, pero no podemos. Ayer (por el viernes) se anotaron tres nuevas familias con 2 y hasta 5 chicos, yo la pasé, es feo no tener que comer y no le pude decir no, pero siempre analizamos los casos si es verdad que no tienen nada”, explicó.
Agregó que en el caso del comedor que funciona hace 8 años no reciben dinero de ningún programa, sino que subsisten gracias a la solidaridad de la gente y sobre todo de los feriantes.
“Gracias a los verduleros hacemos mucha comida, ya que desde Desarrollo Social nos cerraron las puertas. Antes nos daban mercadería ahora nada, pero bueno no importa tenemos que seguir. Aquí la gente se gana su plato de comida porque los hombres tienen que venir a cortar la leña y las mujeres tienen sus turnos para venir y ayudar”, explicó.
Los Pitufos
Desde el comedor Los Pitufos, informaron que unas 150 personas retiran la comida, cuando antes lo hacían 100. Valeria Zárate, una de las encargadas dijo que en el comedor que funciona en el Centro de Participación Vecinal Eva Perón de la zona norte, es difícil incrementar más personas de las que ya retirar, pero que la necesidad es cada día más visible.
“Por las vacaciones se incrementaron chicos que por ejemplo asisten al Hogar Escuela y ahora están de vacaciones, así también como otros niños que comen en la escuela también hay más mamás que vienen, siempre tenemos mucha gente”, explicó.
Agregó que el comedor subsiste por los aportes del programa PNUD, desde donde depositan sin retraso, a diferencia del Programa Pio desde donde le acreditan cada cuatro o seis meses.
“ Se hace difícil cocinar todos los días pero gracias a Dios llegamos de lunes a viernes, hacemos guiso, cazuela, carbonadas, toda comida caliente de invierno, pero se complica en verano los menús son más caros y a veces no llegamos a fin de mes”, lamentaron las cocineras miembros de la comisión.
Aquí solo cocinamos quienes estamos en la comisión, la gente viene a retirar la comida no come aquí porque no tenemos comodidades, hace frío y además muchas veces los niños vienen solos y es peligroso. Preferimos que lleven a sus casas los alimentos siempre acompañados de un adulto, explicaron.