viernes 13 de junio de 2025
Editorial

Rol indelegable

Alejandra Figueroa, referente en Catamarca de merenderos y comedores emergentes, trazó un panorama muy preocupante sobre la situación que atraviesan estos espacios destinados a proporcionar alimentos a personas en situación de vulnerabilidad social. A la crisis económica que atraviesa el país, y que obliga a multiplicar las organizaciones dedicadas a prestar este tipo de asistencia, se suma la caída en las partidas de parte del Gobierno nacional desde que asumió, y que causó que haya numerosas intimaciones judiciales al Ministerio de Capital Humano que conduce Sandra Pettovello, para que reparta alimentos acopiados en galpones.

“Los niños van descalzos y desabrigados a buscar una taza de mate cocido o de leche, un plato de comida y eso nos preocupa mucho. La falta de asistencia por parte del Estado está siendo muy importante, y es algo que viene caracterizando la problemática que vivimos a nivel nacional”, señaló Figueroa en diálogo Ancasti Streaming.

Un problema adicional a la escasez de alimentos es la calidad de ellos desde el punto de vista de las necesidades nutricionales. Se sirven muchas comidas con harina, casi nada de carne, poca leche y poca fruta. Las restricciones económicas impiden proveer de una alimentación equilibrada, que los chicos necesitan para crecer sanos.

Es imprescindible que el Estado reasuma el rol de contención de los sectores con sus derechos vulnerados, en particular el más básico de todos: el de la alimentación. Es imprescindible que el Estado reasuma el rol de contención de los sectores con sus derechos vulnerados, en particular el más básico de todos: el de la alimentación.

El drama, se entiende, no es exclusivo de Catamarca. En todas las provincias el escenario es similar. Un reciente informe de la Fundación Banco de Alimentos de Córdoba consigna que a tres de cada cuatro de los más de 1.800 comedores comunitarios de esa provincia ya no les alcanzan los alimentos. Además, un estudio realizado por esa organización determinó que el 61% de los niños y adolescentes presentan malnutrición.

Uno de los referentes sociales en la asistencia a comedores en la provincia mediterránea, el presbítero Melchor López, de la Vicaría de los Pobres, destacó que “en el territorio, la situación se agudiza, y no solo por el hambre. Porque el consumo de drogas es mayor. Crece el narcomenudeo, la gente se dedica a eso. Y busca comida donde puede y haya. Además, al cortarse la ayuda de Nación, Cáritas ayuda a 187 espacios de organizaciones sociales y movimientos. En 2024 hizo cuatro entregas grandes para 180 espacios. Este año no hubo ni habrá”.

Otra referente de los comedores comunitarios, pero en este caso de la ciudad de Buenos Aires, Margarita Barrientos, manifestó que “es el momento que más gente recibimos. Me ha tocado vivir momentos difíciles, pero ninguno de esta gravedad. Viví muchos gobiernos, pero éste es el momento más difícil. Mucha gente sin trabajo que ahora no nos puede donar nada y cada vez más persona para que le demos de comer”.

Muchos de los comedores se sostienen con el aporte solidario de particulares y de empresas privadas, pero ésa es una contribución que no soluciona el problema de fondo. Es imprescindible, sobre todo en momentos de profunda crisis socioeconómica como la que vivimos, que el Estado reasuma el rol indelegable de contención de los sectores con sus derechos vulnerados, en especial el más básico de todos, que es el de acceso a una alimentación saludable.

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