martes 24 de junio de 2025
Editorial

Neutralidad y diplomacia

El mundo vive momentos de grave tensión bélica, como hacía mucho tiempo no ocurría. A los numerosos conflictos armados focalizados en países y regiones se le han sumado en los últimos años la guerra entre Rusia y Ucrania (que ya lleva cientos de miles de muertos de ambos bandos), la guerra de Gaza (55.637 palestinos y 1.706 israelíes muertos) y ahora la que enfrenta a Israel con Irán. En este último caso, la intervención directa de Estados Unidos bombardeando al país islámico sin que el tema sea debatido en el Comité de Seguridad de la ONU, ha añadido un ingrediente bélico de fuerte gravitación internacional.

En este contexto, casi todos los países del mundo, salvo los directamente involucrados en este último conflicto bélico y unos cuantos más, entre ellos la Argentina, se han pronunciado a favor de recurrir al camino diplomático como alternativa a encontrar una solución que conduzca a una paz duradera. Milei, a contramano de la histórica neutralidad que ha caracterizado a nuestro país, celebró el bombardeo norteamericano sobre Teherán, reposteando en redes sociales mensajes belicistas, como el del ministro de Defensa, Luis Petri. “Garantizar la paz en el mundo es luchar, siempre y en todo lugar, contra el terrorismo y sus armas nucleares. Mañana el mundo despertará más libre y en paz! Fuimos victimas del terror de Irán y lo pagamos con sangre de inocentes. Gracias Presidente @JMilei! Estamos en el lado correcto de la Historia! Del lado de la Justicia!”, escribió el funcionario.

Milei, a contramano de la histórica neutralidad que ha caracterizado a nuestro país, celebró el bombardeo norteamericano sobre Teherán. Milei, a contramano de la histórica neutralidad que ha caracterizado a nuestro país, celebró el bombardeo norteamericano sobre Teherán.

El presidente argentino ha decidido, desde el comienzo de su mandato, un alineamiento incondicional con Estados Unidos e Israel. Pero si ya es cuestionable orientar dogmáticamente la política exterior en temas políticos, económicos y hasta ideológicos, más lo es pronunciarse respecto de temas de mucha sensibilidad como los conflictos armados sin que intervenga el Congreso de la Nación. Antes del bombardeo de EE.UU., Milei había asegurado que “Irán es un enemigo de la Argentina” y declaró su “apoyo incondicional” a Israel y los Estados Unidos en el conflicto de Medio Oriente.

En general, Argentina ha mantenido una posición de neutralidad en los conflictos bélicos. Incluso en las dos guerras mundiales se mostró prescindente, aunque en el caso de la segunda por presiones internacionales terminó en 1945 declarándole la guerra a Alemania y Japón cuando la contienda ya estaba definida a favor de los aliados. Una excepción a la regla de la neutralidad se registró durante la presidencia de Carlos Menem. En un alineamiento con la política exterior de Estados Unidos, que el canciller Guido Di Tella calificó como “relaciones carnales”, Argentina envió tropas a la Guerra del Golfo en 1991 sin participación del Congreso y se vio envuelto en el envío clandestino de armas a Croacia y Bosnia durante las guerras yugoslavas. Los momentos de tensión global que se viven requieren de mucha prudencia y un llamamiento a la paz, la que debe sobrevenir a partir de acuerdos diplomáticos, y no a partir de la fuerza destructiva de las bombas.

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