19 de octubre de 2025 - 00:15 Octubre es el tiempo en que el olor del pan se mezcla con las rosas y sentimos la vida. Estrenamos un nombre eternizándolo, crisálida de amor, ventana al canto. Y deletreamos MADRE, silencio antiguo, a veces, sonrisa de postal en los cajones; para siempre con vida corriendo por la casa, inaugurando voces de alegría, renaciendo su gesto en los rincones, secándonos el llanto.
A esta mujer callada, a esta mujer oscura,
la alabo así, vestida de simpleza y cordura.
Su bondad está hilada de consuelo y abrigo
y su corazón lleno de experiencia y de días
es corazón más cándido que el corazón del trigo.
Y nada hay tan de madre como esas manos pías,
doctas en la dulzura y en todo noble uso,
y criaron con afanes santamente prolijos
las plantas de este huerto de su vida, sus hijos.
COPLAS (Recopilación de Juan Alfonso Carrizo)
Mi madre me dijo a mí
cuando estaba por morir:
Debes sufrir en el mundo
para aprender a vivir.
Bien me lo dijo mi madre:
Has nacido sin ventura.
Ninguno pasa trabajos
mientras la madre le dura.
NO TENGAS MIEDO, MADRE María del Rosario Andrada
En la curva más alta
del destino
imaginabas los colores
apretabas mis manos
escapándole
al miedo
en el mundo de Tiresias
aquel dios ciego
que solo veía el futuro.
El alba se fue apagando,
Madre!
Las sombras tiñeron
tus ojos
en un laberinto sin retorno
tu huella
era el retrato de un náufrago
atrapado entre los sueños.
LA MADRE Pía Cabral
I
Conozco el silencio que te sostiene
antes de que callaras
ninguna palabra
todavía ejercías algunos rituales
no es posible incendiar una casa hecha de piedra
pensé que mi madre había muerto
pero la muerte era yo
en una foto
llena de fantasmas.
II
El recuerdo de mi madre está acostado en la cama.
Mira las noticias.
Empuña el rosario.
Mi madre se fue hace tanto
que ya no puedo olvidarla.
Su vientre parió en mí una sangre nueva.
VISIONES DEL ÁNGEL Hilda Angélica García
GOLONDRINAS
Mamá canta y sonríe: “golondrinas
de un solo verano…”.
Y perfuma el laurel, detiene el vuelo
un ángel que pasaba alborotado
“con ansias constantes de un cielo lejano.
Madre canta, revuelve la comida
y agrega el azafrán.
Regresan en su voz las golondrinas.
LA LLUVIA DE SUS OJOS Madre esconde la lluvia de sus ojos
mientras oye las hojas en el patio
caer sobre sus sueños.
Apronta las agujas de colores, dedales
de cristal, el universo
en punto cruz bordado.
Madre asoma, entorna los postigos.
La seda de su sombra se mueve en la ventana.
RETRATO José Pedroni
(Fragmento)
Tu retrato es la virgen de la casa:
consuela, anima, reconviene, implora;
sonríe al simple buen humor que pasa
y detiene al que llora.
Suave presencia que por bien querida
con sayo y toga de otra edad me viste,
y me tiene durante la comida
dulce, callado, triste.
Madre: ¡cómo me miras, cómo me amas,
cómo con tu sonrisa me coronas,
cómo sufres por mí, cómo me llamas
y cómo me perdonas!
Tengo tu boca: doloroso nido;
tus cejas de ilusión: alas en vuelo;
tu pensamiento: pájaro perdido,
y tu mirada: cielo.
Madre que estás en mí como la brisa,
como el agua cordial, como la sombra;
madre: lágrima, beso, flor, sonrisa
y lo que no se nombra.
LA MADRE Augusto González Castro
Mi recuerdo se pierde entre sus manos blancas.
Lo demás huye siempre de mis recuerdos vanos.
Y me siento, de súbito, estrujado de besos:
Ella no fue en la vida sino dos manos blancas.