Críticas. El ministro de la corte Ricardo Lorenzetti cuestionó el formato del juicio por la causa cuadernos.
Mientras Cristina Kirchner transita su prisión domiciliaria por la causa Vialidad en su departamento de San José 1111 con amplias libertades para recibir visitas e intervenir activamente en la discusión política, el exministro de Planificación Julio De Vido, detenido por sus responsabilidades en la tragedia de Once, enfrenta condiciones significativamente más restrictivas. Si hay que creerle a su esposa Alessandra Minicelli, serían "infrahumanas".
Hay diferencias de rango institucional entre ambos, por supuesto, pero no llegan a ser tan importantes como para justificar el contraste entre las dispensas concedidas a la expresidenta y las penurias del exministro.
En cualquier caso, al kirchnerismo sólo le aflige el presidio de CFK y el resto a pelarse, lo cual expone una curiosa visión de su historia: la lideresa fue la única inocente perseguida en una formación plagada de malandras execrables como De Vido. De otro modo, ¿por qué nadie lo defiende a De Vido o pide para él mayores consideraciones?
La expresidenta puede usar las redes sociales sin restricciones durante su prisión domiciliaria, ya que las limitaciones no pueden ser superiores a las que existen en contextos de encierro, conservando así su derecho a la libre expresión. Esta libertad le ha permitido mantener su protagonismo político.
La reciente reunión que mantuvo con nueve economistas que le llevaron, de acuerdo a lo que tuiteó, "consideraciones y propuestas sobre un modelo económico nacional de crecimiento productivo y federal para el siglo XXI", parece haber marcado un punto de inflexión. Las autoridades judiciales podrían solicitar mayor fundamentación para habilitar futuras tertulias.
Las reuniones se facilitan por el tiempo que le deja disponible a CFK el particular formato seleccionado para llevar adelante el juicio oral por la causa Cuadernos, donde está acusada como jefa de una organización ilícita. El Tribunal Oral Federal N° 7 decidió que las audiencias se realicen de forma virtual, por Zoom, con una audiencia por semana, ritmo que extendería el proceso a cuatro años según los cálculos más optimistas.
Para el kirchnerismo, Cristina parece haber sido la única inocente perseguida en una formación plagada por corruptos. Para el kirchnerismo, Cristina parece haber sido la única inocente perseguida en una formación plagada por corruptos.
El ministro de la Suprema Corte de Justicia, Ricardo Lorenzetti se sumó con inusual dureza a los cuestionamientos realizados por la Cámara de Casación. Consideró que el formato virtual "no es admisible" en un expediente de esta magnitud. Agregó que los jueces necesitan trabajar con un equipo estable, una sala propia y un cronograma sostenido y que una causa de esta trascendencia hay que acelerar, requiriendo un trabajo muy fuerte, incluso en feria, en julio y en enero. La presencialidad, la transparencia y la organización de la megacausa son aspectos clave que, según el juez, no se cumplen en la Causa Cuadernos.
Lorenzetti enfatizó que lo importante es que el proceso funcione rápido, con imparcialidad y transparencia, porque “es la imagen de la Justicia frente a la sociedad”.
El magistrado cerró sus reflexiones con una advertencia sobre la responsabilidad institucional en un contexto donde la credibilidad del sistema judicial está en juego.
Las inconsistencias judiciales oponen obstáculos significativos a este propósito de sanear la imagen de la Justicia. Una expresidenta condenada mantiene su protagonismo político desde un arresto domiciliario flexible mientras otros condenados de su mismo espacio político enfrentan condiciones mucho más severas y el juicio que podría agregar nuevas condenas a su historial se desarrolla bajo un formato que el propio ministro de la Corte Suprema califica de "inadmisible".
Persisten en tal marco los interrogantes sobre si estas incongruencias responden a criterios jurídicos claros o a consideraciones de otra naturaleza, incompatibles con el principio de igualdad ante la ley.