martes 18 de noviembre de 2025
Vacantes en la justicia

Corte Suprema: conflicto en las negociaciones

Se reavivan las internas en La Libertad Avanza en el entramado por la cobertura de cargos en la Justicia.

El Gobierno no quiere retomar las negociaciones por las vacantes en la Corte Suprema hasta por lo menos el inicio del período ordinario. No obstante, una parte del Ejecutivo reconoció que hay otro sector que sí activó el diálogo con el kirchnerismo.

Las miradas se posan sobre Martín y Eduardo “Lule” Menem, personas de confianza de Karina Milei. Sin embargo, desde el entorno de ambos aseguraron que ellos no están detrás de los acuerdos para avanzar con la definición de los dos nombres para el máximo tribunal.

Mientras tanto, el peronismo en el Senado mide cada movimiento. Con la nueva composición del Congreso todavía asentándose, sus referentes evitan pronunciarse sobre candidaturas a la Corte Suprema de Justicia y se aferran a las discusiones más urgentes: cómo ordenar la convivencia interna sin profundizar la fractura entre el kirchnerismo y el PJ ortodoxo.

Entre los candidatos se encuentran la mendocina Anabel Fernández Sagasti, la preferida de Cristina Kirchner para cubrir una vacante en el máximo tribunal. El oficialismo, en paralelo, promovería al camarista Mariano Llorens.

Pero ninguno de los dos nombres -surgidos de comentarios sobre una negociación incipiente entre libertarios y kirchneristas- tiene aval del sector del PJ que integra Unión por la Patria. Sin esa porción del peronismo, cualquier acuerdo para ocupar cargos judiciales luce improbable: se necesitan dos tercios del Senado, es decir, al menos 48 de 72 votos.

“Ya tenemos suficientes diferencias internas como para sumar una más con ese nombre”, admitió un referente provincial sobre la posibilidad de que Fernández Sagasti sea candidata. La senadora, espada judicial del cristinismo, hoy es vicepresidenta de la Comisión de Acuerdos, la llave del laberinto institucional por el que transitan los pliegos judiciales, militares y diplomáticos. Desde el 10 de diciembre, esa comisión volverá a reconfigurarse y se disputará férreamente su conducción.

El nuevo Congreso alteró el equilibrio interno. Los libertarios pasaron de seis a 21 senadores y la expresidenta perdió margen: de los 34 que supo reunir en los últimos dos años, quedará con 28 a partir del recambio. Ese universo está fragmentado en tres bloques -Convicción Federal, Unión Ciudadana y Frente Nacional y Popular- pero solo 12 senadores responden de manera directa a CFK.

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