A la fiscal de Delitos Complejos de Córdoba, Valeria Rissi, le demandó menos de un mes reunir los elementos para encartar a Bacchiani.
Sponsor oficial. Adhemar Capital, de Edgar Bacchiani, auspició al equipo de fútbol del Colegio de Abogados.
El vertiginoso ritmo que la fiscal de Delitos Complejos de Córdoba, Valeria Rissi, imprimió a la investigación de las estafas perpetradas en esa provincia por Edgar Adhemar Bacchiani desnuda la defección del sistema judicial catamarqueño y tornan inoperantes desde el punto de vista institucional los pretextos leguleyos que se esgrimen para justificarla.
Rissi recibió la primera denuncia por estafa de un cliente de la filial cordobesa de “Adhemar Capital” el 23 de febrero. El 9 de marzo allanó la sucursal que la firma tiene en el Cerro de las Rosas. El 22 del mismo mes imputó a Bacchiani, lo indagó y le impuso una caución de 40 millones de pesos que el financista nunca completó.
Esto es: la fiscal cordobesa reunió en tan solo un mes elementos suficientes para encartar al “Trader God”. Para el 9 de marzo del allanamiento a la sucursal de Cerro de las Rosas, la “investigación preliminar” que instruía el Juzgado Federal catamarqueño para determinar si existían pruebas que lo comprometieran había cumplido ya 17 meses, con un dato adicional delicioso: la sociedad se había enterado de la existencia de estas indagaciones unos días antes debido a que Bacchiani se presentó espontáneamente para ponerse a disposición debido a que ya sabía extraoficialmente que lo estaban espulgando.
A la fiscal de Delitos Complejos de Córdoba, Valeria Rissi, le demandó menos de un mes reunir los elementos para encartar a Bacchiani. A la fiscal de Delitos Complejos de Córdoba, Valeria Rissi, le demandó menos de un mes reunir los elementos para encartar a Bacchiani.
Un mes Rissi, 17 la Justicia Federal local, la justicia provincial tan solo intervino tangencialmente, cuando el fiscal Hugo Costilla procesó en tiempo récord a Cristian Guillou, a quien Bacchiani había denunciado por la usurpación de Wika.
Bajo la enrevesada trama judicial refulge el contraste. Rissi fue eficaz, la Justicia federal y provincial no. También podría decirse: Rissi procuró el servicio de justicia por el que le pagan, mientras los magistrados catamarqueños dilataban el proceso.
Complicidad, inoperancia, desidia, interés, miedo: elíjase cualquier motivo, el resultado es exactamente el mismo. La Justicia catamarqueña desertó de sus obligaciones indelegables y dejó a los estafados indefensos, a expensas de los estafadores.
¿Por qué no se ordenó acá ningún allanamiento en Catamarca? Se trata de una medida elemental para preservar la integridad de las pruebas. Incluso cabía la posibilidad de que los ahora detenidos o sus allegados hubieran acopiado dinero que, secuestrado, vendría muy bien ahora para atemperar la indignación que cunde con la expectativa de recuperación.
Rissi se negó a declinar su competencia cuando se lo pidió el juez federal Miguel Contreras a instancias de los fiscales Santos Reynoso y Rafael Vehils Ruiz. Su intervención es la de un agente ajeno al ecosistema judicial catamarqueño, muy condicionado por la extrema capitalización del fraude.
El Gobierno denunció ayer de inmediato la manipulación de los datos sobre las propiedades de Bacchiani que se habría producido en el Registro de la Propiedad Inmobiliaria, para sustraerlo de embargos. La misma jefe del organismo, Patricia Valdez, presentó la denuncia penal contra los empleados involucrados.
En la Secretaría de Sumarios de la Corte de Justicia, en tanto, se le dio curso a la denuncia interpuesta por el arquitecto Fernando Rivera por el auspicio de Bacchiani al equipo del Colegio de Abogados local que salió campeón en un torneo nacional realizado en San Juan el año pasado. El denunciante suministró imágenes y videos en los que caracterizados funcionarios del Poder Judicial lucen las coquetas camisetas con el cartel de “Adhemar Capital”. Los fiscales Costillas y Facundo Barros Jorrat están entre ellos; el secretario del Juzgado Federal Luis Baracat, arquero y capitán del exitoso plantel, a quien el mismo Bacchiani le entregó el trofeo, también ¿Qué ecuanimidad cabía esperar, qué ejecutividad? Llegado el caso de investigar al auspiciante, los auspiciados deberían excusarse.
El incidente, grotesco, marca la degradación: el Colegio de Abogados, el sindicato de las togas, “sponsoreado” por un reo de estafa. n