jueves 9 de enero de 2025
Análisis

¿El sistema de justicia penal es la solución al delito?

Por Rodrigo Morabito (*)

Por estos días, en donde la vorágine política antes del balotaje por la presidencia de la Nación es abrumadora, es muy importante prestar atención a las propuestas de los candidatos (o de quienes los acompañan y asesoran) para abordar una de las cuestiones centrales que la sociedad demanda; me refiero a la inseguridad que se genera a través del delito. En efecto, cuando las personas salen a la calle a realizar diversas actividades, no esperan ser víctimas de delitos; tampoco cuando dejan sus hogares en soledad y al regresar encontrarse con todo revuelto y sin sus pertenencias o que se apropien ilegítimamente de sus vehículos al dejarlos en la vía pública, entre otras conductas ilícitas, muy por el contrario, quieren sentirse seguras y vivir tranquilas.

Ahora bien, para lograr ese tan ansiado bienestar a través de una sociedad segura, debemos o deberíamos tener muy en claro que la justicia penal es tan sólo una respuesta a transgresiones delictivas de las personas, pero no será la solución al delito. Si así fuera, ya hace rato el delito habría cesado, sin embargo, aun cuando contamos con un sistema penal de los más duro de la región, el delito continúa ocurriendo y en ocasiones en formas muy violentas.

Cuando manifiesto que el sistema penal es una respuesta y no una solución al delito, deseo poner énfasis en algunas cuestiones que así lo comprueban.

En la Argentina actualmente rige un Código Penal que tiene más de cien años de vigencia desde su sanción en 1921, absolutamente anacrónico y próximo a llegar a las mil modificaciones legales, con intentos de reforma sin poder concretarse (2014 y 2018) y que sin dudas necesita ser revisado y modificado por uno más acorde a las nuevas problemáticas sociales que deban ser reguladas.

En definitiva, quizás antes de seguir alimentando una innecesaria inflación punitiva que no ha traído solución al delito y a la inseguridad ciudadana(pues sino la trajo antes ¿por qué la traería ahora?) debería pensarse en modificar definitivamente el Código Penal por uno más uniforme en cuanto a las conductas delictivas que se desea regular y sensato en cuanto a las sanciones y sus consecuencias.

El fin del sistema penal no puede ser solamente castigar, sino también, reparar el daño provocado por el delito a través de una amplia gama de alternativas que no siempre pueden desembarcar en la clásica pena de prisión, como así también, el sistema penal debe imperiosamente recuperar a las personas cuando la conducta transgresora irremediablemente lleve a la privación de libertad.

En conclusión, el delito no disminuirá con políticas punitivistas desmedidas; por el contrario, el delito se reducirá con políticas públicas que resuelvan las problemáticas sociales que le dan origen (derechos básicos y fundamentales insatisfechos, consumo problemático de drogas, violencia en el hogar, etc.) dejando al sistema penal como última y excepcional herramienta de intervención para abordar los ilícitos y darles una respuesta a las víctimas, pero, siempre siendo muy conscientes de que la solución al delito pasa por otro lado y no por más ley penal.

(*) Juez de Cámara de Responsabilidad Penal Juvenil de Catamarca. Profesor adjunto de Derecho Penal II de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Catamarca. Miembro de la Mesa Nacional de Asociación Pensamiento Penal.

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