lunes 18 de marzo de 2024
EDITORIAL

La mirada en las guaridas

Por Redacción El Ancasti

En estos días aciagos se ha empezado a generalizar el debate respecto de la necesidad de generar, cuando la pandemia pase, un nuevo orden económico global, con mayor equidad y justicia, que garantice que todos los ciudadanos de todas las naciones del mundo, puedan gozar de los derechos humanos fundamentales.

¿Cómo se financiará esa estrategia de desarrollo sustentable de los países con altos grados de subdesarrollo? Las miradas se posan, una vez más, en los billones de dólares que se ocultan en las guaridas fiscales.

Hace apenas unos días, el 3 de abril, se cumplieron cuatro años del Panamá Papers, la investigación liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) que expuso a la luz, con nombres y apellidos, aunque por supuesto solo de manera parcial, las estrategias de evasión y elusión de impuestos y de lavado del dinero proveniente del crimen organizado y escondido en los denominado paraísos fiscales.

En esas guaridas, que son toleradas aún por la legislación impositiva internacional, la información es casi inaccesible, y la fiscalidad y la normatividad son prácticamente inexistentes. Esa falta de transparencia es funcional a la elusión y evasión de impuestos que le escamotean al mundo, cada año, cientos de miles de millones de dólares que podrían utilizarse para el desarrollo de los países marginados.

Según Oxfam, una confederación internacional formada por 19 organizaciones no gubernamentales, que realizan labores humanitarias en 90 países, hay aproximadamente en los paraísos fiscales 21 billones de dólares. Es decir, casi la tercera parte de la riqueza global.

Nicholas Shaxson, un periodista de investigación británico que dedica su labor especialmente a desentrañar los secretos de los paraísos fiscales, estimó que más de la mitad del comercio mundial circula en papel por estas guaridas.

El papa Francisco ha denunciado que, cada año, cientos de miles de millones de dólares, que deberían pagarse en “impuestos para financiar la atención médica y la educación, se acumulan en cuentas de paraísos fiscales” mientras que son “las personas empobrecidas en países muy endeudados” las que soportan “cargas impositivas abrumadoras”, a medida que sus gobiernos pagan deudas contraídas “insensible e insosteniblemente”.

Desde hace varias décadas, el G77, el grupo de países del sur del planeta creado en 1964 (actualmente lo integran 134 naciones sobre 194 que hay en el mundo) viene bregando por la creación de un organismo tributario intergubernamental que ponga un freno a la elusión y evasión fiscal y redistribuya los recursos internacionalmente de una manera más justa. Rosa Cañete, especialista en la materia y directiva de Oxfam, declaró en 2018 que no existía en ese momento una correlación de fuerzas suficiente como para alcanzar la creación de ese organismo.

Tal vez la crisis generada por el coronavirus haya modificado, también, el escenario político y económico global, la mentada correlación de fuerzas, propiciando las transformaciones necesarias para convertir al planeta en un lugar con mayor ecuanimidad.

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