jueves 28 de marzo de 2024
Análisis

¿Solidaridad o sostener privilegios?

Escuché a una manifestante de la marcha -ahora- opositora: "...que gobiernen para todos!!! no solamente para los pobres!!!"...

Por Redacción El Ancasti

Escuché a una manifestante de la marcha -ahora- opositora: "...que gobiernen para todos!!! no solamente para los pobres!!!"  ¿Qué significa eso? ¿Les preocupa que los pobres dejen de ser pobres? ¿O les preocupa resignar privilegios de clase? ¿O les preocupa “que la tortilla se de vuelta”? Porque si el problema es el riesgo de dejar de ser clase media y pasar a ser pobre (nivelar para abajo), eso conllevaría el beneficio de pasar a ser, valga la redundancia, beneficiarios... Casi “planeros”.

Además del esencialismo (o racismo) que implica, nada como esa frase expresa más fielmente que el verdadero problema de la pobreza resulta siempre ser una valoración relativa a la riqueza... Ya que, en esta sociedad que nos supimos construir, es fundamentalmente un problema relacional (social e histórico): el problema de la pobreza resulta ser la disputa por la obtención de los medios materiales de vida, o más precisamente, la competencia por obtener más medios materiales de vida que los que obtiene mi vecino, o que los que obtienen otra clase social, otro grupo, otro barrio...

Contrario a esto, el mensaje del gobierno nacional actual nos dice que resolver el problema de la pobreza es comenzar por priorizar la resolución de las necesidades de los que menos tienen, transfiriendo recursos de los grupos "privilegiados". Eso es "nivelar desde abajo hacia arriba".

La medida paradigmática de eso fue la Asignación Universal por Hijo (AUH), que en su momento (hace exactamente 10 años) pulverizó la indigencia (pobreza extrema).

Y si alguna porción del éxito de alguien se debiera sólo y exclusivamente al mérito propio (cosa prácticamente imposible, ya que la vida humana se da en sociedad), no debería devenir de ello ningún privilegio: si la vida la recibimos gratuitamente, gratuitamente la debemos dar. El principio del “don” debería entenderse por sobre el de los intercambios mercantiles y por sobre los sistemas de redistribución. Sin reciprocidades y sin don, no sería posible la vida de nadie. Las primeras experiencias de nuestras vidas refieren siempre al don en las relaciones de comensalidad de nuestras familias: cada unx aporta en la medida de sus posibilidades y cada miembro de la familia (unidad doméstica) recibe en la medida de sus necesidades (relación no exenta de injusticias). Legitimar la relación mercantil que supone el intercambio de privilegios por mérito, equivaldría a cobrarle a nuestros hijos la renta que supone su sostenimiento hasta la adultez. Sin duda, un cálculo posible de hacer, pero a todas lucesextremadamente canalla y perverso.

Todas las medidas implementadas por el gobierno nacional a través de la Emergencia Económica de la “ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva”, excepto la reducción de retenciones a la minería e hidrocarburos, van en ese sentido.

Respecto al capítulo previsional, es ridículo pensar que un sistema que debe ser fundamentalmente solidario, recaude en forma contributiva y pague beneficios en forma proporcional a lo aportado (reparto). ¿Dónde está la solidaridad de ese sistema? Los que proponen el 82% móvil para todos y todas lxs asalariadxs pasivxs (como debería ser por ley) tienen una idea reducida de la solidaridad, ya que para ellos se trataría de una solidaridad sólo intergeneracional, y supone un crecimiento vegetativo constante.

La idea de un verdadero "sistema previsional solidario" exige pensar la forma en que los que más aportan sustenten a los que lo hacen en una proporción menor.

Por eso gobernar siempre debería ser resolver los problemas comunes de todos y todas, comenzando por los que ponen en juego la vida de lxs más débiles.

Juanjo Sánchez
[email protected]
 

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