La policía española aún trata de encontrar a uno de los últimos miembros, aún fugados de la célula yihadista, que cometió los atentados de Barcelona y Cambrils, ambos reivindicados por el grupo Estado Islámico (EI).
La policía española aún trata de encontrar a uno de los últimos miembros, aún fugados de la célula yihadista, que cometió los atentados de Barcelona y Cambrils, ambos reivindicados por el grupo Estado Islámico (EI).
Tras el atentado de Barcelona, que causó 13 muertos y más de 120 heridos, la organización yihadista reivindicó ayer el de Cambrils, en el que murió una persona y seis resultaron heridas. También, el EI se atribuyó un ataque con cuchillo en Rusia, que dejó siete heridos.
El Gobierno español decidió no obstante mantener el nivel de alerta antiterrorista en 4 sobre una escala de 5, al estimar que no hay elementos "que apunten a la comisión de un atentado de manera inminente", indicó el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido. El nivel 5 implicaría la presencia de militares en las calles.
El ministro afirmó que la célula, compuesta por una docena de personas, quedó "desmantelada".
Sin embargo, el consejero de Interior del gobierno regional catalán, Joaquim Forn, se mostró más cauto, afirmando no poder "dar por finalizada" la investigación hasta que se conozca el paradero o se detenga "a las personas que creemos que forman parte de esta célula terrorista".
La policía seguía buscando al marroquí Younès Abouyaaqoub, de 22 años, del que se difundió una fotografía.
Por otra parte, la policía francesa evacuó la estación de Nimes, por la presunta presencia de hombres armados, aunque en un principio se hablaba de que se habría registrado un tiroteo, la policía lo negó.