El día sábado pasado 14 de junio, por las redes sociales de Facebook y otras, el diputado Ávila publicó un video de tres o cuatro minutos en los que de un modo elocuente y desde un “púlpito cuasi catón de la Democracia”, muestra la imagen de mi persona y un audio con expresiones sin identidad pero que él me atribuye en forma directa.
En dicho audio, la persona sin identidad vierte una fuerte opinión sobre el Jury de enjuiciamiento por todos conocido y afirma que, según su opinión, el Dr. Barros, Fiscal designado para el Jury, es quien va a manejarlo todo en nombre del gobierno. Al final, en esas mismas expresiones, luce una referencia descalificante y denigrante sobre el Fiscal Dr. Barros.
Ese audio, que tuvo amplia repercusión y con muchos adherentes, como le complace a la vanidad del diputado Ávila, maguer que tales adhesiones más bien provienen de un sector opositor al gobierno, ha provocado en mi persona un profundo malestar, bronca, confusión y sobre todo pesadumbre, especialmente por la persona del Fiscal Dr. Barros.
Confieso que he escuchado unas mil veces ese audio, por la voz sin identidad, pero que se me atribuye. Es difícil reconocer la propia voz, en general es más fácil reconocer la de otro, sin embargo confieso que sí es casi idéntica a la mía incluso en algunos “gestos o estilos” que me son propios al hablar. Eso ha multiplicado mi enojo y mi angustia, y me ha llevado a revisar todas las notas periodísticas que he dado en lo que va del año 2025.
Como yo tengo participación profesional en una causa penal muy mediática (Robo de Parque América) que a la sazón ha sido el origen del Juri al ex Juez Maidana y al Fiscal Dr. Costilla; han sido muchas las notas que sobre el punto he brindado. Y aunque seguro de no haber dicho tal cosa que se me atribuye, revisé todas las notas Y JAMÁS EN NINGUNA EXISTE SEMEJANTE VERSIÓN.
Por lo tanto, el audio del diputado Ávila es toda una FALSIFICACIÓN con la complicidad de algún medio y/o de alguna otra persona que le haya brindado el audio.
Pero la puesta en escena del video que realizó el Diputado Ávila, es absolutamente imputable a él mismo, porque él es quien escoge hacerlo; utiliza una voz sin identidad que le atribuye a mi persona (y por eso lesiona mi imagen ); utiliza la referencia de esa voz y que contiene una denigración a la persona del Fiscal Dr. Barros (que por eso también lo lesiona); y utiliza una fotografía de archivo mía que es del año 2021, de un acto académico y que fuera en invierno, por eso en la foto aparezco con “sobretodo” como puede apreciarse, cuando el supuesto hecho debió de haber ocurrido en febrero o marzo de este año.
La indignación, zozobra y hasta una cierta vergüenza personal que experimento por la expresión final respecto del Dr. Barros, no puede “convivir gratuitamente” – como me explicara una compañera de años de la rama del partido –con las especulaciones, pretensiones y acciones cobardes de un diputado que se desespera por reeditar su vínculo con la política para no quedar al margen de toda economía. La utilización de una persona, de su imagen, de su voz, etc., están protegidos por Derecho y lo que ha hecho el Diputado es justamente violar todo un conjunto de normas penales, civiles, administrativas y sobre todo éticas.
He realizado un esfuerzo mnémico para revisar mis charlas privadas, reuniones, etc., es decir aquellas en donde en rueda de amigos uno puede verter opiniones de cierto rango, justamente por el sitio o escenario en el que uno se encuentra. La vida nos pone a todos los hombres en escenarios semejantes, y es posible, que en ciertos casos se viertan opiniones incluso exageradas. Tal vez, en el mejor de los casos para este Diputado sin reparos éticos, yo haya protagonizado alguna charla en ese contexto. No lo recuerdo, o más bien recuerdo vagamente y en tal caso viene a mi conciencia una nueva cachetada porque los “amigos” de esa ocasión, uno de ellos, ha oficiado de vil sicario con la herramienta de su celular.
Si esto fuera así, lo mío sigue siendo una opinión en la esfera de intimidad y como tal protegida por el ámbito de reserva de la Constitución Nacional (art.19); y en tal caso, solo me queda el complejo de haber ofendido a quien no merece como es el Fiscal Dr. Barros, de quien en verdad poseo la mejor de las opiniones, y el exceso de verborragia, en la hipótesis, me ha quitado el control de lo que en verdad pienso. Anticipo, no como una “rectificación de injuria”, porque no hay tal cosa por tratarse de un acto íntimo, sino como un deber moral como profesional y personal como conocedor del Dr. Barros, las disculpas públicas si fuera verdad la hipótesis; porque se las merece y porque solo un “extravío discursivo” me puede llevar a sostener semejante barbaridad de la persona de Augusto.
Con respecto al diputado Ávila, que conozco hace 30 o 40 años pues somos de la misma época, me ha decepcionado; ha pretendido sacar frutos de un árbol podrido como es la mentira, sea de algún amigo de él o de algún medio o periodismo sinvergüenza que además ignora que de acuerdo al Código Penal; al CCCN; a la Constitución; a los precedentes de la SCJN (Doctrina Campillay; etc.) a la ley 25.326; Ley 26522; Ley 22.285; Tratado Interamericano; etc., “solo se puede reproducir y difundir datos, la voz y la imagen de una persona, si se cuenta con el consentimiento expreso de esa persona..”. De lo contrario, se incurre en lo que se llama “La Porno Venganza”, que está reprimida por la ley de prensa, la ley penal y el CCCN.-
Señalo por último que he cursado carta documento al diputado Ávila. Lo hice también al Dr. Barros, obviamente con significaciones bien diferentes, y el equipo de mi estudio jurídico se encuentra trabajando en las denuncias penales en contra del diputado y/o los medios que hubiesen obrado como parte, por los delitos previstos en los arts. 109; 110; 117 bis; 153; 155 y correlativos del Código Penal Argentino.
Termino esta carta pública, señalando que esta letra sí es la mía, diputado Ávila. Y no lo hago para seducir votos que no merezco, porque la Política, decía R. L. Stevenson, es la única disciplina que no necesita ninguna formación del hombre; y yo, con respeto, me permito discutirle a R. L. Stevenson que tanto leo y quiero, puesto que la política sí necesita de una formación y con más intensidad que otras disciplinas. Esa formación es la ÉTICA, señor Ávila.
Ud. se dedica a la Política, Sr. Ávila, está bueno y me encanta. Pero no mienta, Sr. Ávila. Que en alguna de sus millones de denuncias haya tenido un poco de razón no le alcanza para cohonestar una seguidilla de mentiras, creyendo que el pueblo es tonto. Posiblemente le regalen un “Like” en las redes, pero es posible también que lo hagan aunque no le crean, porque sólo quieren proyectar su disgusto con el Gobierno y Ud. sin saberlo, es usado como Ud. me ha usado a mí, con la diferencia que Ud. siempre supo que me usaba, pero no le importó.
A eso le llamo “Ética”, Sr. Ávila. No podrá lograr su cometido si toda su acción política trueca en denuncias falsas y exageradas. No puede Ud. utilizar a terceros sin reparos morales. Un mínimo de ética se lo reclama. Y sospecho, posiblemente, que no existe un hombre que sea “perfectamente honorable”, pero todos los hombres tienen por lo menos “un punto” de honor y algunos muchos “puntitos”.
En su caso no veo ni los “puntitos”, Sr. Ávila; pero aún está a tiempo, porque en la vida, Sr. diputado, ningún hombre puede tener honor sino después de haberlo conquistado.