- Nací en Comodoro, pero soy hija de catamarqueños. Mi papá era de Belén y se fue a trabajar al petróleo, como muchos. Mi mamá es de Londres. Somos seis hermanos y crecimos allá. Cuando llegó la hora de estudiar, me fui a Mendoza porque no había universidad artística en Comodoro. Mi hermana ya estaba allá estudiando flauta traversa, así que seguí ese camino y me inscribí en la Facultad de Artes y Diseño.
- ¿Cómo apareció la cerámica?
- En realidad, llegué a Mendoza para estudiar diseño gráfico o artes visuales. Pero un día vi un folleto que decía Escuela de Cerámica y me cambió todo. Era la única de nivel universitario en el país. Yo ya sabía que lo mío era la escultura, así que me anoté sin pensarlo. Tenía una base sólida: había ido a un polivalente de arte, hacía modelado en bultos y vaciado desde los trece años. Ya tenía ese camino marcado hacia lo tridimensional. Entonces, cuando vi la carrera de Cerámica, dije: “Esto es todo tridimensional, acá me quedo”. Yo quería ser escultora, en realidad.
- ¿Qué te aportó esa formación en Mendoza?
- Fue una escuela pequeña, con pocos alumnos y grandes maestros. Aprendí tanto la parte técnica y química como el modelado. En ese momento casi no existían otras carreras de cerámica en el país. Hoy el campo creció muchísimo, pero en aquel tiempo era una rareza estudiar eso.
- ¿Y cómo llegás a Catamarca?
- Cuando terminé de estudiar, volví un tiempo a Comodoro, pero mis padres ya se habían mudado a Catamarca. Vine a visitarlos “por unos meses” y me quedé. Me anoté en un taller de tallado en madera con Virgilio Ávalos. La enseñanza de la técnica fue fantástica. Luego empecé a buscar dónde armar mi taller de cerámica. En ese tiempo no conocía a nadie, fue todo a pulmón.
- ¿Cómo fueron esos primeros años?
- Mi primer taller fue en el viejo Hospital San Juan Bautista, en un espacio abandonado que me dieron para limpiar. Duró poco, pero me sirvió para arrancar. Después presenté un proyecto en la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNCA para abrir un Taller de Cerámica Artística. Al principio tenía tres alumnos, nada más. Hoy, 25 años después, el taller se llena el primer día de inscripción.
- ¿Qué sentís que hizo crecer tanto el interés?
- Es un taller con un gran desarrollo de la creatividad. Son talleres libres donde se aprende desde la base de la alfarería hasta piezas escultóricas. Con el tiempo empezó a sumarse mucha gente. En 25 años pasó por el taller una gran cantidad de alumnos; muchos hoy trabajan de esto. Varios de los que exponen en el Poncho fueron mis alumnos.
- ¿Qué diferencia hacés entre alfarería y cerámica?
- La alfarería es la rama más antigua: el contacto directo con la arcilla, piezas utilitarias o escultóricas, pero siempre desde la vasija. La escultura cerámica es otra cosa: una obra hueca, técnicamente controlada para resistir el horno. En cerámica, hasta que no abrís el horno no sabés el resultado: te enseña desapego y respeto por el material, porque a veces la pieza se rompe, se explota o se cae. Tiene también toda una fragilidad.
Estela trabaja con arcilla roja. “Recolecto arcillas de Humaya y del río La Troya, en Fiambalá. Las depuro y formulo pastas propias. En escultura uso blanca; en piezas utilitarias y salones, arcilla roja. Fue un orgullo enorme que una pieza realizada totalmente con arcilla roja bruñida local se posicione como segundo premio en el Salón Provincial.
- ¿Cómo conviven tu obra y la docencia?
- Doy clase en Extensión Universitaria (UNCA) hace 25 años y en el ISAC hace 13, en el Profesorado de Artes Visuales. La docencia no me quita tiempo de producción. Siempre les digo a los chicos que la formación del ISAC es docente y que la docencia desgasta mucho; más aún si uno también es artista. Pero nunca hay que transar el espacio de creación. Si llegás cansado, igual producí: eso te devuelve la energía y te sana del estrés laboral.
Sus hitos
En 2017 me invitaron al Encuentro Internacional de Cerámica en La Paz (Bolivia). Fui con una línea de vasijas escultóricas y un taller sobre pipas prehispánicas. Desde ahí llegaron Chile, Perú y Uruguay. Perú es mi escuela viva: hornos a leña, maestros amautas, trabajo a la vista del público y quema colectiva. Volví siete veces; también pasé por Caral, Nazca, Ayacucho y Pisac. Es aprendizaje continuo y humildad compartida.
- Premios y reconocimientos recientes
- Tuve selecciones en el Salón Argentino de Arte Cerámico, en el Salón Regional de La Rioja y obtuve la primera mención en Creatividad y Diseño de Berazategui. La obra La Lorenza Sola está en Buenos Aires. Este año fui nominada por Argentina al Premio Lujo Sostenible en Latinoamérica, en la categoría Artesanía en Cerámica, y fue una sorpresa porque yo no postulé. Además, integré muestras del MATRA (Mercado de Artesanías Tradicionales) y figuro en el catálogo nacional.
Convicciones
“Yo tengo que defender mi oficio. La arcilla ha tardado miles de años en transformarse en pasta. Cuando la metés en el horno, el proceso es irreversible. Y cuando no hay conciencia ambiental sobre un recurso no renovable que por una moda se usa sin medida, me pregunto: ¿entro en ese circo o sigo defendiendo el oficio? La moda va a pasar, y muchos van a dejar de ser ceramistas. Yo hace 25 años que soy profesora y 30 que hago cerámica”.
Texto: Pablo Vera
Fotos: Ariel Pacheco
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Cómo contactarla
“Mi espacio se llama Wilka Nina (Fuego Sagrado). Allí doy intensivos de escultura, cerámica, moldes y técnicas decorativas, los miércoles y jueves. En la UNCA, las inscripciones de Extensión abren en febrero. Redes: en Instagram @wilka_nina y @ceramistela. En Facebook: María Estela Moreno.”
Su trayectoria
Exposiciones individuales (selección):
• Microrrelatos de pandemia, Museo Laureano Brizuela, Catamarca (2022).
• Hotel Leo III, Catamarca (1999).
Participación en salones y muestras colectivas (selección):
• Rancho – Homenaje a Fridl Loss, Centro Cultural Borges, Buenos Aires (2023).
• Salón Internacional de Arte Cerámico, Museo Sívori, Buenos Aires (2019).
• 1.er Salón de Artes Visuales del Bicentenario de la Autonomía de Catamarca (2024).
Participación internacional en encuentros (selección):
• Encuentro Internacional de Ceramistas, La Paz, Bolivia (2023).
• Encuentro Manos de Barro, Santiago de Chile (2022, 2024, 2025).
• Barros del Qhapaq Ñan, Pisac, Perú (2025), donde será tallerista con “Rostros de América”.
• Encuentro Tinkuy Caral, Supe, Perú (2025), donde será representante argentina.
• Exposición Pachamama, Galería del Banco Nación, Cusco, Perú (2018).
Premios y distinciones relevantes:
• Tesoro Humano Vivo, reconocimiento en el Encuentro Internacional de Ceramistas de La Paz, Bolivia (2023).
• Nominación al Premio Lujo Sostenible 2025 como representante nacional en cerámica en Latinoamérica.
• 2.º Premio Adquisición en el Salón de Artes Visuales del Bicentenario de la Autonomía de Catamarca (2024).
• 1.ª Mención en el Salón de Creatividad y Diseño de Berazategui (2025).
• Mención al Mérito Artístico en la VII Bienal Intercontinental de Arte Indígena, Lima (2018).
• Beneficiaria de la Beca a la Creación del Fondo Nacional de las Artes (2023) con su proyecto Vasijas que cuentan historias.
• Seleccionada en concursos del Fondo Nacional de las Artes y del CFI (2001, 2016, 2019).