jueves 28 de marzo de 2024
Editorial

Entender lo que se lee

La pandemia ha creado muchos problemas en el ámbito de la salud y agravado algunos vinculados a otras áreas, como por ejemplo la educación. Largos períodos de aislamiento han repercutido negativamente en el proceso de aprendizaje de niños, adolescentes y jóvenes. El retorno a una nueva normalidad como el que se vive en la actualidad empieza a reflejar ese impacto.

La prueba anual en la materia Lengua realizada por el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires determinó que los estudiantes de primaria y secundaria de esa jurisdicción tuvieron una caída en la evaluación de 9,1 puntos, en el caso de los más chicos, y de 18,1 puntos en el de los más grandes. En Matemáticas el desempeño se mantuvo estable durante los dos primeros años de la pandemia. El informe se focaliza en CABA, pero los expertos presuponen que hay una tendencia similar en las provincias.

El principal déficit se centra en los inconvenientes que los chicos tienen para comprender lo que leen. El estudio porteño señaló que más de un tercio (el 34,2%) de las y los alumnos de séptimo grado tiene un nivel básico de lengua, es decir, les cuesta relacionar e interpretar el contenido de un texto. Para el caso de estudiantes secundarios –concluye el informe-, el 32,9 por ciento se encuentra en el nivel básico en Lengua y Literatura, lo que significa que “tienen dificultades para reconocer diferentes voces dentro de un relato, distinguir acciones principales y secundarias y reconocer relaciones causales”.

El problema de los alumnos “que no entienden lo que leen” es más grave de lo que se piensa. La comprensión lectora es básica para el aprendizaje en todos los campos del conocimiento, e influye de un modo negativo no solamente en la educación y en su trayectoria específica, sino, como es fácil inferir, en la vida cotidiana de las personas, incluida la actividad laboral.

El déficit creció con la pandemia pero hace años que se viene analizando en el ámbito educativo como un problema que debe abordarse con rigor pedagógico. Y no es un inconveniente solo argentino o de las naciones con menos grado de desarrollo. Un reciente estudio realizado en España, por ejemplo, indicó que más del 50% de los errores de aprendizaje en educación corresponden a problemas de comprensión lectora.

La clave, según los especialistas, es promover, a través por supuesto de la educación formal, pero también de la experiencia familiar, la lectura de textos bien elaborados y avanzar en la complejidad a medida que los chicos van aprendiendo a comprender lo que leen y a reflexionar críticamente sobre sus contenidos. Para fortalecer este tipo de iniciativas y lograr mayor atención se puede apelar a las nuevas tecnologías, con las que los chicos se sienten más cómodos, y no solo al tradicional libro “de papel”.

Entender lo que se lee, y no solo repetir, casi de memoria, frases o párrafos que nada significan si no se reflexionan, es un desafío para la escuela de hoy, pero también para las familias, que tienen también aportes para hacer en el terreno de la educación.

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