Lionel Messi es el “Rey Lion”. No pertenece a la nobleza de los Palacios de Reyes que gobiernan imperios. No es “Rey” por designio divino y no fue coronado en un rito sagrado. No recibió el tributo sólo por ser heredero de un clan familiar y no está al frente de ningún ejército.
La carrera de Lionel Messi, ante de coronarse como Rey, estuvo plagada de caminos sinuosos que fueron superados de formas estoicas y otros que no les fue tan difícil de vencer. En estos últimos días se ha coronado campeón de la MLS con el Inter de Miami. Leo fue el goleador de la competencia con Inter Miami al convertir diez tantos en solamente siete partidos. “La Pulga” ha disputado veinte encuentros y anotado veintiséis goles oficiales en los Estados Unidos, uno de sus lugares preferidos para marcar tantos con la Selección de Argentina.
Messi sigue haciendo una carrera loable, lejos de los escándalos, de las noches agitadas de alcohol y drogas. Vive rodeado de su esposa Antonella y de sus hijos, bajo el amparo de un contexto familiar que lo contiene. Muchos dirían “con el dinero que gana cómo no va a ser feliz”. Es cierto. Puede ser. Pero no hay que olvidar que ya tuvimos un referente del fútbol con buen pasar económico, pero de mala vida que lo llevó a la muerte. No pretendo emitir juicio moral sobre Diego Maradona, pero hay mucha diferencia entre gozar del bienestar que te brinda el dinero en medio del escándalo a tener dinero y una familia que te mantiene en eje.
El último gesto de Messi en la MLS fue llamar a su antecesor como capitán, Deandre Yedlin, para que tome la Cinta de Capitán y levante la Copa. Lionel demostró una vez más como se construye un líder positivo. Esa es la razón y por tantas otras que hay que mirar a Messi como un referente de liderazgo. Con ese gesto basta como muestra en cómo debe ser un líder: dejar de lado la auto referencialidad.
Seguramente ustedes se preguntarán ¿porqué debería ser un referente? Respondo con algunos puntos clave: tiene humildad. La humildad no solo hace que una persona sea más inteligente y capaz, sino que además permite que la gente se sienta motivada a colaborar con ella. Y eso es algo muy relevante dentro de un equipo. El líder no puede ser arrogante ni creerse superior a los demás, porque entonces pierde esa armonía crucial para el desarrollo de su labor como líder.
En segundo lugar, entiende la importancia de aprender a delegar responsabilidades. Y este se combina con lo dicho anteriormente: vencer la auto referencialidad. Es como el slogan de los Mosqueteros: “Uno para todos, todos para uno”. Él es parte de un equipo y responde desde ese lugar. Por último, podríamos decir que no olvida de brindar confianza e inspirar a su equipo y lo muestra mediante gestos de motivar al otro, aunque el resultado le sea adverso, si se enoja no tiene que ver con persona sino con la situación. Tiene la virtud de saber gestionar los momentos de crisis y contener a su equipo
Por todo esto es el “Rey Lion”. Es humano y tiene errores. Entiende que es observado y que ha provocado que en todo el mundo muchas personas lo admiren y respeten. En estos tiempos políticos convulsionados muchos deberían imitar esos gestos si pretenden ser líderes. El gran maestro tenía razón: “el que quiera ser el mas grande debe hacerse servidor de los demás”. Hasta ahora rogamos que sea así, que no renuncie a sus valores. Vale la pena que continúe de esa manera. La ilusión y los sueños no se manchan.