martes 21 de enero de 2025
Cara y Cruz

El dueño de la agenda

Jaime Durán Barba señaló como uno de los indicios salientes de la “inteligencia fuera de lo normal” que atribuye a Javier Milei su capacidad para formatear la discusión política en función de sus objetivos.

“La agenda de la Argentina la pone él y solo él. Distrae con cositas, estoy seguro que debe reírse como loco del caos que arma”, le dijo a María O´Donnel y Ernesto Tenembaum en una entrevista para el programa “540º”, de Cenital.

“Milei y su equipo tienen la habilidad de llevar la discusión a donde les conviene”, señaló.

Como ejemplo de esta aptitud para desplazar los ejes de debate puso la cuestión universitaria y la calidad educativa.

“En vez de discutir eso, Milei dijo: discutamos si se deja o no auditar. Metió una discusión tonta y no se está discutiendo lo que se debería discutir como algo prioritario en la Argentina, que es el futuro de la educación”, explicó.

También utilizó el tema de la educación superior para ilustrar sobre cómo el desprestigio de sus antagonistas le facilita a Milei desplegar con éxito su astucia comunicacional.

El Presidente, recordó el consultor, venía con la imagen en baja pero comenzó a repuntar, paradójicamente, con la movilización más fuerte y consistente que se hizo contra su gestión.

“Hubo una crisis fuerte hasta el día de la manifestación universitaria. ¿Qué pasó ese día? Apareció Cristina en la manifestación desde un balcón, saludando; aparecieron sindicalistas, aparecieron aquellas cosas que la gente detesta”, analizó.

La carga negativa de estas figuras fue utilizada por los estrategas libertarios para reducir el costo político de las multitudinarias manifestaciones que se hicieron a favor de la universidad pública en todo el país y revertir la fuga de adhesiones que comenzaba a esmerilar la imagen presidencial.

“¿Quiénes se estaban yendo de Milei? Seguidores de él de más edad, que eran el típico target que seguía al PRO. Esos se estaban yendo, estaban disgustados con las formas de Milei, la patanería, los insultos, los gritos. Pero la vieron a Cristina y dijeron: no, no, no, me quedo con el loquito”, consideró.

Desde la perspectiva de Durán Barba, la imagen de Milei se sostiene debido a su eficacia para desviar la atención de temas que para el consultor son medulares, potenciada por la intensidad del rechazo de la mayoría de la sociedad hacia quienes se le oponen. Obviamente, no es razonable subestimar la incidencia que tiene en el fenómeno el hecho de que haya conseguido bajar la inflación, pero es la pericia comunicacional la que le ha permitido domesticar al ecosistema político a pura retórica.

En el caso de la universidad, por ejemplo, de las meneadas auditorías que supuestamente iban a dejar al desnudo las miserias administrativas de la casta universitaria no han vuelto a tenerse noticias

Del mismo modo, las rabiosas diatribas en contra del sindicalismo no se han traducido en mermas de los privilegios de los sindicalistas, quienes siguen gozando sin inconvenientes de las cuotas sindicales compulsivas, la administración de las fortunas de las obras sociales y la perpetuación en sus cargos a pesar de las desregulaciones y reformas permanentemente mentadas en la narrativa libertaria y los poderes otorgados al “coloso” Federico Sturzenegger. La guerra santa contra los sindicalistas aeronáuticos que parasitan Aerolíneas Argentinas quedó en aprontes.

El control de la agenda le sirve a Milei más que nada para tender cortinas de humo con anuncios espectaculares cuya falta de concreción se esconde con nuevos estruendos discursivos, en una secuencia estéril que se consolida bajo la denominación de “batalla cultural”n

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