viernes 22 de marzo de 2024
EDITORIAL

Docentes al rescate

Por Redacción El Ancasti

En algún momento, tal vez cuando la pandemia finalice, habrá que hacerles un reconocimiento a los docentes que en estos meses de angustia desafían la lógica de las restricciones y van en búsqueda de sus alumnos, que no pueden concurrir a las escuelas, pero tampoco “conectarse” a la virtualidad, que se ha convertido en el modo más apropiado, en el actual contexto, de otorgarle cierta continuidad a los estudios formales. No son todos los docentes, claro, pero son muchos, en particular en las zonas más agrestes del interior, aunque hay también casos dignos de destacar en los barrios periféricos de las grandes ciudades. 

En Catamarca, en particular, los problemas de conectividad son graves en vastas zonas del territorio. De no mediar la tarea comprometida de algunos docentes, una gran cantidad de chicos habrían directamente abandonado la escuela. De hecho, algunos ya lo perdieron porque los efectos de la pandemia, en muchos aspectos y también en el ámbito educativo, son tan graves que superan el esfuerzo comprometido de maestros y profesores.

En aquellas localidades o parajes donde la conectividad es escasa o directamente nula, hay docentes que, con las cartillas que el Ministerio de Educación de la Nación envía sobre contenidos de las distintas materias, recorren casa por casa de los estudiantes llevando las tareas. A veces, incluso, haciéndose cargo personalmente de la impresión de los materiales porque las escuelas no cuentan con esos recursos.

En las escuelas rurales, que se localizan en lugares inhóspitos, las travesías de maestros y profesores requieren de energías aún mayores. Las distancias entre los establecimientos educativos y las viviendas de los estudiantes son grandes, y el recorrido se hace muchas veces a través de senderos por los que es imposible el tránsito de vehículos.

Estos esfuerzos descomunales son, sin embargo, individuales. Son decisiones propias de los docentes y no están sujetos a reglas ni a normas reguladas convenientemente. 

De todos modos, de a poco desde el Estado se van delineando estrategias que procuran organizar estas acciones de rescate. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, acaba de lanzarse el Programa de Acompañamiento a las Trayectorias y la Revinculación, que apunta a fortalecer el vínculo con los chicos de los sectores de más alta vulnerabilidad. El propósito es brindar asesoramiento pedagógico a alumnos sin posibilidad de conexión a internet, pero también llegar a hogares de estudiantes con necesidades básicas insatisfechas, aquellos que comían en las escuelas, con bolsones alimentarios.

La sistematización y organización de los esfuerzos docentes que salen a rescatar a alumnos con riesgos ciertos de abandonar las escuelas es, a esta altura de la pandemia, una necesidad. Cada jurisdicción, también Catamarca, deberá confeccionar los proyectos necesarios para lograr tal cometido. La soledad de los alumnos y de los docentes comprometidos merece una respuesta urgente.n

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