jueves 20 de marzo de 2025
EDITORIAL

Fuego irresponsable

Si las personas, sobre todo las que habitan o frecuentan el interior provincial, tuviesen cabal conciencia....

Por Redacción El Ancasti
Si las personas, sobre todo las que habitan o frecuentan el interior provincial, tuviesen cabal conciencia de las secuelas negativas que traen aparejadas los incendios forestales, seguramente se cuidarían de provocarlos, o tomarían mayores recaudos para evitar que se propaguen.

Pero como no existen informes exhaustivos que describan con cierto grado de detalle el impacto del fuego en la naturaleza, con precisiones estadísticas, tales precauciones no se adoptan con la rigurosidad necesaria.

En el marco de la Expo Ambiente, organizada por la Secretaría de Estado del Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Provincia, representantes de la Brigada de Lucha contra Incendios Forestales informaron sobre las consecuencias negativas de este tipo de siniestro y solicitaron la colaboración de la gente.

Es que la inmensa mayoría de los incendios forestales no se produce por causas naturales, sino por la acción humana. En algunos casos por descuidos, en otros por negligencia o mala intención, y finalmente también por viejas prácticas rurales basadas en creencias falsas sobre presuntos efectos beneficiosos del fuego en el suelo.

Cristian Velárdez, jefe de la Brigada, explicó que no tiene ninguna rigurosidad científica la idea de que la única manera de eliminación de residuos o limpieza o para la renovación de pasturas es a través del fuego.

La mayoría de los episodios se da, en nuestra provincia, en cerros y montañas, en especial en esta época, en la que escasean las lluvias y el pasto está muy seco y fácilmente combustible, como la vegetación en general.

Los incendios forestales afectan las especies nativas, favoreciendo la aparición y proliferación de las plantas invasoras. Además, interrumpen los ciclos naturales de los bosques. La recuperación de las especies afectadas por el fuego puede demandar décadas.

Pero no solo perturban a las especies vegetales, sino también al ganado y destruyen el hábitat de las especies animales salvajes, que mueren o deben emigrar hacia otras regiones.

Otras secuelas son la erosión que produce en el suelo, propiciando inundaciones y desplazamiento de tierra, y el daño al ambiente, pues los grandes incendios incrementan los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, contribuyendo al efecto invernadero y al cambio climático.

La erosión del suelo es una consecuencia grave. Las lluvias abundantes, ante la ausencia o escasez de vegetación, pueden provocar aludes de grandes proporciones y saldo trágico, como lo ocurrido en enero de 2014 en El Rodeo y Siján. 

El incendio que afectó durante agosto la zona de Los Ángeles, en el departamento Capayán, arrasó con dos mil hectáreas de bosques autóctonos, lo que constituye una amenaza para el verano, que es la época en que se producen las precipitaciones de mayor envergadura. 

La conciencia acerca de los perniciosos efectos y los riesgos indirectos que generan los incendios forestales se fortalecerá en la medida en que desde los organismos específicos se desarrollen campañas dirigidas a la población en general, y en particular a los que suelen generar, a veces con buena fe, los focos ígneos que en determinadas circunstancias se convierten en un infierno de llamas que consumen miles de hectáreas en pocos días. 

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