Israel asesinó a por lo menos 70 mil personas, de las cuales 18 mil son niños o adolescentes
Los palestinos de la Franja apenas luchan a diario por sobrevivir en medio de ataques incesantes, matanzas, hambruna inducida y condiciones infrahumanas.
Las imágenes en la Franja de Gaza de cadáveres tendidos, personas mutiladas, viviendas y edificios reducidos a ruinas (incluyendo hospitales, instituciones educativas o lugares de culto), desplazamiento forzado de casi toda la población y hambruna inducida por el bloqueo de Israel son accesibles para todos. Sin embargo, 24 meses después, resulta casi imposible asimilar la dimensión real de la tragedia para la población palestina del enclave provocada por el genocidio.
Cifras e informes de quienes arriesgan su vida en el terreno (principalmente trabajadores humanitarios extranjeros y palestinos, así como periodistas locales, que son la única voz presente debido a la prohibición vigente de Israel al acceso de reporteros extranjeros) son los que permiten tener una noción.
En el recuento que actualiza cada 24 horas, el Ministerio de Salud de Gaza contabiliza más de 67.000 muertos –más de 18.000 menores– y unos 170.000 heridos –de los que se estima que un cuarto sufren secuelas de por vida, como amputaciones, quemaduras y lesiones craneales– por los incesantes ataques de Israel desde el 7 de octubre de 2023. Entre los fallecidos se incluyen más de 1.700 miembros del personal sanitario, más de 560 trabajadores humanitarios, más de 250 empleados de medios de comunicación y más de un centenar de rescatistas de Defensa Civil.
Las cifras reales: cientos de miles de muertos
Sin embargo, estos números, cuyo seguimiento es cada vez más difícil por la destrucción de centros de salud y morgues, son previsiblemente más altos. "Las cifras que circulan son una estimación muy conservadora y no incluyen a personas desaparecidas (miles de cuerpos se presumen bajo los escombros) ni aquellas cuya muerte no puede ser verificada por las autoridades, como en zonas bombardeadas de difícil acceso. Estimaciones más realistas del número de muertos serán de varios cientos de miles cuando cese el genocidio y se permita la entrada de los investigadores", vaticina a este medio Fathi Nimer, analista de la think tank palestina Al-Shabaka.
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Algunos estudios independientes sustentan esa proyección. En enero de este año, una investigación de académicos de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y de la Universidad de Yale, entre otros, sugirió que, en comparación a lo reportado por la cartera sanitaria de Gaza, podría haber un 40% más de muertes directamente relacionadas con la ofensiva israelí, centrándose en estimaciones de los fallecimientos por lesiones traumáticas.
A ese mismo porcentaje llegó en junio pasado un equipo de expertos, liderados por el anglo-estadounidense Michael Spagat (de la Royal Holloway, Universidad de Londres) y el encuestador palestino Khalil Shikaki, basándose en la sondeo de 2.000 hogares gazatíes seleccionados al azar. Ellos, además, realizaron el primer cálculo independiente de las posibles muertes indirectas, unas 9.000, causadas por la invasión israelí en el enclave palestino.
Por último, cabe destacar que el 9 de septiembre, en una charla con residentes de una comunidad del sur de Israel –cuyos detalles fueron recogidos por el portal Ynet–, Herzi Halevi, jefe del Ejército israelí durante los primeros 16 meses de ataques en Gaza, admitió que "más de 200.000 personas" han sido asesinadas o heridas en la Franja.
Esto representa uno de cada diez habitantes del territorio palestino y es una cifra muy similar a la reportada por el Ministerio de Salud de Gaza, al cual Israel ha intentado deslegitimar, más allá de que sus informes son considerados fiables por agencias de la ONU y organizaciones internacionales.
Hambruna inducida y matanzas en centros de ayuda
Al margen de los bombardeos, el fuego de artillería y la incursión de soldados, la hambruna inducida por las severas restricciones de Israel a la entrada de ayuda humanitaria es otro factor de fatalidad en Gaza. Según las cifras del Ministerio de Salud, más de 450 palestinos, entre ellos 151 niños, han muerto por inanición en 24 meses, la gran mayoría de ellos desde mediados de julio. La aceleración de los casos de desnutrición se registró luego de que Israel impusiera un bloqueo total al ingreso de ayuda en la Franja durante casi tres meses, entre marzo y mayo de este año.
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Aunque fue suavizando el cerrojo para permitir el acceso de algunos alimentos y suministros básicos y habilitó los violentos repartos limitados y militarizados de comida a cargo de la denominada 'Fundación Humanitaria de Gaza' (GHF, contratistas respaldados por EE. UU. e Israel), eso no alcanzó para evitar una hambruna que, por primera vez en Medio Oriente, fue declarada oficialmente el 22 de agosto para más de medio millón de personas en Ciudad de Gaza.
La Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC) determinó, además, que los más de dos millones de palestinos de Gaza sufren una inseguridad alimentaria crítica o aguda.
Por otro lado, en los centros de reparto de la GHF y a lo largo de las rutas de entrada de camiones con asistencia internacional se siguen registrando matanzas diarias, con casi 2.600 solicitantes de ayuda asesinados por fuego israelí; mientras que, según OCHA, aproximadamente el 70 por ciento de los camiones de ayuda que entraron en septiembre en el enclave han sido interceptados, ya sea de forma pacífica por civiles desesperados o de forma violenta por criminales armados.
El asedio a Ciudad de Gaza acentúa la muerte y el desplazamiento forzado
La invasión israelí a Ciudad de Gaza ha añadido en las últimas semanas otro cruento capítulo de bombardeos a destajo, ataques letales y más desplazamientos por la fuerza. "Este avance tiene el potencial de ser el más mortífero debido a la alta densidad de palestinos que estaban refugiándose en el área", alerta Fathi Nimer. Casi toda la población del enclave ha sido obligada a huir múltiples veces y la capital gazatí había llegado a acoger a un millón de personas hasta el nuevo avance terrestre de las tropas hebreas.
Alrededor de la mitad de esos palestinos han abandonado la ciudad asediada por Israel, pero cada vez hay menos territorio disponible para escapar porque, según OCHA, el 82% del enclave está bajo control militar israelí o sujeto a sus órdenes de traslado forzado.
La mayoría de los refugiados se trasladan a Deir el Balah y Khan Younis –donde se encuentra la supuesta "zona humanitaria" de Al-Mawasi, abarrotada de 400.000 desplazados–, pero en condiciones alarmantes, de acuerdo al Grupo Temático Mundial de Alojamiento, integrado por decenas de entidades humanitarias, lideradas por agencias de la ONU y la Cruz Roja.
Esta asociación sostiene que hay familias hacinadas en tiendas de campaña improvisadas, aglomeradas en escuelas superpobladas o directamente durmiendo al aire libre y entre escombros, mientras que los servicios esenciales están al límite de sus capacidades.
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Las agencias estiman que 1,4 millones de personas necesitan ítems de refugio, pero estos elementos, como tiendas de campaña, solo ingresan a cuentagotas en Gaza debido a las restricciones de Israel. Frente a este escenario, muchos palestinos no pueden o no quieren dejar Ciudad de Gaza. Al-Saqqa explica que hay personas "muy débiles" para irse debido a la hambruna, sin contar a las de edad avanzada o con movilidad reducida, enfermos y heridos.
También, agrega el coordinador de Oxfam, que hay quienes "no pueden pagar los precios" de los traslados (que rondan los 3.000 dólares) o que "no desean irse a áreas que ya están abarrotadas, sabiendo que no hay lugar seguro en Gaza".
"La gente en Gaza está soportando esta pesadilla diaria desde hace dos años y ahora se ha agravado en Ciudad de Gaza –completa Al-Saqqa–. Se puede ver claramente en sus rostros. Nosotros también estamos confundidos, desorientados, nos sentimos perdidos e imponentes y no sabemos qué hacer. Sin una acción decisiva de quienes tienen poder para impedir que Israel cometa este genocidio y limpieza étnica, veremos que lo peor está por venir".