Silvana Carrizo: "Detrás de cada lazo rosa hay una historia de coraje"
La diputada provincial atravesó la enfermedad en 2023 y transformó su experiencia en proyectos de ley para prevención y acompañamiento psicológico.
Septiembre de 2023. Silvana Carrizo sintió un bulto en su mama izquierda y pensó que no era nada. "Como le pasa a muchas personas, uno siente que a mí no me va a tocar", recuerda la diputada provincial. Pero el bulto no desaparecía. Le preguntó a Marina Andrada, médica oncóloga y colega en la Legislatura, quien le recomendó una resonancia urgente. A partir de ahí, todo avanzó muy rápido.
Tenía 40 años, cuatro hijos y una vida política activa cuando recibió el diagnóstico que, aunque intuía, le costaba aceptar. "Fue un golpe muy duro. El mundo se me dio vuelta", relata. En menos de dos meses estaba en cirugía. Le extirparon una mama y le hicieron reconstrucción inmediata.
Lo que siguió fue atravesar el tratamiento mientras intentaba sostener su vida cotidiana. "Nunca dejé de trabajar. Fue mi cable a tierra. Hubo días en que el cuerpo y la cabeza no daban más, había sesiones en que era un fantasma", admite Silvana. Pero no estaba sola. Tuvo el acompañamiento constante de mujeres que la sostuvieron: Cristina Gómez, Marina Andrada y la entonces presidenta de la Cámara, Cecilia Guerrero. Mujeres de diferentes espacios políticos que se unieron para apoyarla.
Después de la cirugía vino otra etapa: definir el tratamiento. Sus resultados quedaron en el límite entre hacer quimioterapia o solo tratamiento oral, pero la obra social demoró tres meses en autorizar un estudio clave para tomar esa decisión. Hoy está en tratamiento hormonal con pastillas e inyecciones. "Es muy fuerte. Tengo náuseas, cansancio, hinchazón, y cada control me genera ansiedad", describe. Su médica, Pilar Salas, la acompaña en todo el proceso.
Ser madre de cuatro hijos, tres de ellas mujeres, agregó otra dimensión a su experiencia. "Fue todo tan rápido y la negación tan grande que nunca hablé directamente con mi hija adolescente. Pero comencé a hablar de la prevención casi a diario. Ahora me preocupa mucho el factor hereditario y pienso en el futuro de mis hijas", confiesa.
De la experiencia personal a la acción legislativa
Silvana transformó su dolor en propuestas concretas. Presentó el Programa Provincial de Evaluación del Riesgo de Cáncer de Mama, una herramienta para cuidar la salud de todas las mujeres catamarqueñas desde los 25 años. "Es una consulta médica sencilla donde se analizan los antecedentes personales y familiares. Con esa información, los equipos de salud pueden calcular el nivel de riesgo y definir los controles adecuados para cada mujer", explica.
También impulsó el Programa Provincial de Atención Psicológica Oncológica Integral, para brindar acompañamiento emocional gratuito a pacientes y familias. "Porque el cáncer no solo afecta al cuerpo: también golpea el alma, y nadie debería atravesarlo sola", enfatiza la legisladora.
Para Silvana, las políticas públicas y la concientización deben ir de la mano. "No alcanza con pintar la ciudad de rosa un mes si después el sistema de salud no garantiza turnos ni mamografías. En Catamarca, muchas mujeres viven lejos de los centros de diagnóstico o no consiguen estudios a tiempo", señala. Por eso insiste en descentralizar los servicios, acercar la atención y sostener campañas todo el año.
El mensaje que puede salvar vidas
Mirando hacia atrás, Silvana reflexiona sobre lo que le enseñó esta experiencia. "Me enseñó a no dejar la salud para después. A escucharnos, a no ignorar las señales del cuerpo. Y, sobre todo, a valorar cada día", dice con convicción.
Su mensaje a las mujeres jóvenes que no tienen antecedentes familiares es claro, "el cáncer de mama no es solo de mujeres mayores, no distingue edades. Por favor: tóquense, conózcanse, háganse los estudios. La prevención salva vidas".
En ese sentido, explica por qué muchas mujeres suelen postergar los controles, "porque creemos que, si no sentimos dolor o molestias, estamos bien. Pensamos que ya habrá tiempo y siempre lo dejamos para después. Pero el cáncer no espera".
A las mujeres que hoy están en tratamiento, les dice: "No están solas. Pidan ayuda, déjense abrazar. El diagnóstico no nos define". Recuerda que cuando le sacaron el tumor, su médico le dijo que si era creyente agradeciera mucho. "La Virgen del Valle me ayudó", afirma. "En Catamarca hay mujeres valientes que transformaron su dolor en esperanza. Sigamos ese ejemplo".
Su reflexión final resume todo: "Cuidarse no es egoísmo: es amor propio. Pedir un turno, hacerse un estudio o hablar con otras mujeres puede salvarte la vida. No esperemos a sentir dolor. La prevención es poder. Y como sociedad, debemos acompañar, no juzgar. Detrás de cada lazo rosa hay una historia de coraje".