miércoles 27 de marzo de 2024
Editorial

Preocupante sensación de fin de pandemia

Hay una sensación de fin de pandemia que no se corresponde con la realidad. La vida cotidiana ha vuelto casi a la normalidad, y es entendible que así sea: no hay más margen para imponer medidas de aislamientos o restricciones de circulación. Pero la amenaza del Covid-19 sigue vigente, y si bien en la Argentina la cantidad de casos han disminuido de un promedio por día de casi 120.000 a mediados de enero a poco más de 4.000 en estos días (aunque ayer se registraron inesperadamente más de 14.000), el virus sigue circulando y causando la muerte diaria de decenas de personas.

La sensación de fin de pandemia ha llevado a una peligrosa laxitud de las medidas preventivas más básicas. La más preocupante es la baja muy marcada de la cantidad de personas que concurren a vacunarse. En pleno auge de contagios de la variante Ómicron, la concurrencia de personas a vacunarse era muy nutrida en todo el país. El 7 de enero se dio el pico histórico de vacunados en un solo día: 563.565. A mediados de febrero, la cifra había caído a los 210.000 vacunados diarios y esta semana el promedio de vacunados por día se ha reducido a poco más de 100.000. Hay un correlato similar en Catamarca.

No debe atribuirse esta baja a problemas de abastecimiento de dosis, como sucedió durante el primer semestre del año pasado. Actualmente hay vacunas de sobra, pero lo que falta es la voluntad de concurrir a los centros de vacunación.

Cuando ya se ha comenzado a vacunar con una cuarta dosis, se observa una caída escalonada de los vacunados: hay, redondeando cifras, 40 millones de vacunados con la primera dosis; 36 millones con dos dosis y 18 millones con tres dosis. Es decir que hay alrededor de 22 millones de personas que recibieron la primera dosis y no la tercera, que es un refuerzo necesario para enfrentar posibles nuevos brotes originados en eventuales nuevas variantes del virus que aún circula profusamente en todo el mundo.

En el hemisferio sur está a punto de comenzar el otoño y con él empieza a bajar la temperatura, lo que favorece la circulación del virus. La baja asistencia a los centros de vacunación pueden tener un efecto negativo: la comunidad científica internacional coincide en que dos dosis ya no son suficiente para mantener controlado el virus, y mucho menos una sola, colocada hace por los menos siete meses, y hasta en algunos casos hace más de un año.

Las autoridades deberían reforzar las campañas de concientización respecto de la importancia de vacunarse. No se ha descubierto, desde la aparición del virus, a fines de 2019, un remedio que resulte altamente eficaz, pero sí lo han sido las vacunas. Más allá de las posturas de los grupos que se oponen a ellas, las vacunas han logrado gran efectividad para reducir contagios, pero sobre todo para evitar casos graves y salvar vidas. La pandemia aun no ha terminado y la amenaza de nuevas cepas más peligrosas sigue vigente.n

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