miércoles 2 de octubre de 2024
Indagatoria en la Fiscalía N°2

Murúa negó haber participado en el crimen de Miguel Ferreyra

Dijo que salió en defensa de su hijo Jorge Castro, el otro sospechoso y que no intervino en la pelea ni en el homicidio.

Mónica Murúa, una de las dos personas imputadas por el homicidio de Miguel Ángel Ferreyra, declaró ayer por primera vez y negó haber participado en el hecho de sangre.

La sospechosa brindó declaración ante el fiscal de Instrucción Nº 2, Laureano Palacios, quien investiga el suceso.

En la oportunidad, estuvo acompañada por su abogado defensor, Arturo Herrera Basualdo.

Murúa dijo que, por el aviso de una vecina, acudió al lugar de los hechos puesto que había tomado conocimiento de que su hijo, Jorge Castro, el otro encartado, estaba siendo agredido por varias personas.

En este sentido, explicó que ella hizo lo que haría cualquier madre: salir en defensa de su hijo.

Según Murúa, ella fue sola al lugar del hecho. En un primer momento, no advirtió la presencia de su hijo. Luego, lo vio peleando con Ferreyra, pero aseguró que no intervino en nada con el hecho.

Además, remarcó que desconocía que Jorge había buscado un cuchillo con el que -según la Fiscalía- asesinó a Ferreyra.

Por ahora, Murúa es la única persona imputada que habló ante el investigador Palacios.

Con su declaración, buscó despegarse del asesinato.

Esto se debe a que, para el representante del Ministerio Público Fiscal (MPF), ella participó en el crimen.

El 10 de septiembre del año pasado, Ferreyra recibió una puñalada en su pecho que terminó con su vida. Ocurrió en el barrio 140 Viviendas de Valle Viejo.

Según la pesquisa, Murúa se encargó de disminuir la defensa de Ferreyra y, tras esto, Castro se aprovechó de la situación y le dio el puntazo fatal a la víctima con un cuchillo tipo carnicero.

Ese día, pasadas las 10.15, Ferreyra se encontraba reunido con más de tres hombres tomando bebidas en la vía pública, sobre la calle pública sin nombre en intersección con la calle José Luis Galarza, a orillas del “canal de la muerte”, en el barrio mencionado.

En ese momento, Castro se hizo presente en el lugar. Llegó a bordo de una motocicleta Yamaha Crypton roja. Allí, Castro y Ferreyra mantuvieron una discusión.

Esto sucedió porque Ferreyra acusaba a Castro de haberle sustraído un casco que era de su propiedad. Tras la discusión se inició una pelea a puños entre ambos. El combate fue apaciguado por Jonathan Agüero, uno de los hombres que estaba compartiendo bebidas con Ferreyra. Agüero separó a Castro y FerreyraLuego de esta situación, Castro se dirigió caminando hasta su casa, que está situada en el Loteo Jalil, a unos 300 metros de la escena del crimen. A los pocos minutos, volvió al lugar del hecho acompañado por Murúa, su madre.

Iban en busca de Ferreyra. Castro llevaba una pala en una mano y dos cuchillos en la otra. Su madre, por su parte, tenía un látigo con cabo de madera y tiras de cuero.

Al encontrarse con Ferreyra, Murúa lo insultó y lo incitó a pelear. También empezó a aplicarle varios golpes con el látigo a Ferreyra y a Agüero. Agüero, por su cuenta, intentaba retirar a Ferreyra del lugar colocando su moto en el medio para evitar las agresiones hacia Ferreyra, mientras retrocedían. Ferreyra estaba de pie y Agüero a bordo de la moto, con la intención de evitar los ataques de Castro y Murúa.

En ese trayecto, a Castro se le cayó un cuchillo. Seguidamente, Castro y Murúa agredieron a Ferreyra.

Él lo golpeó con la pala y su madre con el látigo. Para la investigación, Murúa tuvo intenciones de cooperar con Castro, a sabiendas de que su hijo tenía un arma blanca. En este sentido, Murúa disminuyó la defensa de Ferreyra y, tras esto, Castro aprovechó que estaba en ventaja y le asestó la puñalada a Ferreyra con el cuchillo tipo carnicero, todo esto de acuerdo con la información que surgió de la pesquisa.

Murúa y Castro están acusados por el hecho. Palacios imputó a Castro por el delito de “homicidio simple en calidad de autor” y a Murúa, por “homicidio simple en calidad de partícipe secundaria”. Ambos están detenidos con prisión preventiva. En el caso de Castro, él se encuentra encarcelado en el Servicio Penitenciario Provincial (SPP) de Miraflores, en el departamento Capayán. Murúa, por su parte, está alojada en la Unidad de Mujeres Nº 2, en la ciudad Capital.

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