"Las personas detenidas no están privadas del derecho de formarse"
Destacan que la educación en contexto de encierro puede contribuir a generar mejores condiciones de vida y mejorar perspectivas.
En el marco de la Semana de la Educación en Contexto de Encierro, el programa “Tiempo Real” de Ancasti Streaming recibió al doctor Mario Alanís, docente, investigador y coordinador del programa de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCA) que funciona en el Servicio Penitenciario provincial. Con una trayectoria ininterrumpida desde 2005, exceptuando el paréntesis de la pandemia, esta iniciativa cumple 20 años acercando la educación superior a las personas privadas de libertad, una labor que Alanís defiende con convicción humanista y datos concretos.
“Nosotros trabajamos con varias ideas”, explicó Alanís al detallar los fundamentos del programa. “La primera es acercar la Facultad de Humanidades a aquellos lugares, espacios donde se encuentra gente que no puede concurrir habitualmente o del modo que lo hacen habitualmente quienes cursan carreras universitarias”, dijo.
Más allá del acceso, el objetivo central es profundamente transformador. "La segunda cuestión es que nosotros creemos que la educación puede contribuir a generar mejores condiciones de vida, a generar mejores posibilidades de resolución de dificultades y también puede contribuir a mejorar las perspectivas, podríamos decir así de un modo grandilocuente, del mundo que tienen las personas detenidas”, señaló el coordinador.
Este enfoque se sustenta en un principio fundamental: “Las personas detenidas, aun cuando hayan cometido el delito que hayan cometido, merecen o en todo caso no están privadas del derecho de seguir formándose”.
Alanís aclaró que esta perspectiva humanística no omite la gravedad de los delitos ni el dolor de las víctimas, pero se enfoca en la ley y en la inclusión. "Nuestra perspectiva humanista, basada en el principio de la inclusión, busca ofrecer posibilidades formativas de realización personal a gente que objetivamente, en la gran mayoría de los casos, nunca tuvo entre sus horizontes de posibilidad de llegar a la Universidad”.
El académico compartió una reveladora anécdota que grafica esta brecha: "Yo he hablado con algunos detenidos que incluso viven aquí en Catamarca, que desconocían que existía en Catamarca una universidad”. Por ello, el programa “no solo que ofrece o en todo caso instala un puente imaginario simbólico entre la universidad y aquellos que tienen su vida en los penales, sino que también piensa que pueden ser considerados estudiantes de la facultad, no solo los que concurren, sino aquellos que están en condición de recibir nuestras propuestas formativas”, explicó.
Cambio de paradigma
Frente a los cuestionamientos de quienes creen que las personas privadas de libertad no deberían acceder a estos derechos, Alanís fue contundente. Puso en duda “la eficacia de la cárcel para neutralizar el vínculo que muchas personas tienen con el delito” y citó los altos niveles de reincidencia en el país y en la provincia. “Lo que sostenemos es que si el proceso de reinserción de las personas que delinquieron depende exclusiva o excluyentemente de lo que los servicios penitenciarios hacen, en realidad ese proceso de reinserción nunca estará completo”.
La educación universitaria, en cambio, se presenta como una herramienta poderosa. En cuanto a los números, el doctor Mario Alanís proporcionó datos precisos: “Nosotros hemos tenido desde que empezamos en el 2005 hasta la actualidad aproximadamente 86 detenidos varones y detenidas mujeres. Aproximadamente 12 se recibieron”. Destacó que, aunque este número podría parecer bajo, el verdadero éxito se mide en otro parámetro: “Solo el 20 % de la gente que recibió educación universitaria volvió a delinquir”, una cifra muy por debajo de la tasa general de reincidencia.
El coordinador enfatizó que el objetivo no es solo el título: “Lo que buscamos es que cambie su perspectiva respecto del modo como se vincula con la sociedad”. Este cambio de mentalidad a menudo trasciende al individuo e impacta en su familia, creando un efecto multiplicador. “Incluso hubo gente que me dijo: 'tengo hijos que están estudiando en la Universidad'”, relató, mencionando casos de ex detenidos cuyos hijos hoy estudian en facultades como Agrarias, Exactas, Humanidades, Tecnología e incluso Arqueología.
Cómo acceder
Respecto a los requisitos para participar, Alanís fue claro: el programa está destinado a personas condenadas que hayan terminado la escuela secundaria. “No establecemos ningún requisito de accesibilidad. Cualquier persona dispone del derecho y no se lo otorgamos nosotros. La ley le concede, le confiere y reconoce el derecho a seguir formándose”.
La oferta académica incluye todas las carreras de la Facultad de Humanidades, aunque en la actualidad las que tienen mayor demanda son el Profesorado de Ciencias de la Educación y la Licenciatura en Trabajo Social.
Programa de bajo costo
Alanís desmitificó la idea de que este programa represente una carga económica significativa para la Universidad. “Este tipo de oferta educativa a la universidad pública de Catamarca no le cuesta un peso”, afirmó, explicando que se sostiene con el compromiso de egresados y estudiantes avanzados que preparan a los internos.
Hasta 2023, el servicio penitenciario proveía el transporte de los docentes y los materiales. Ese año consiguieron un proyecto de financiamiento de la Secretaría de Políticas Universitarias que permitió pagar “una minibeca” a los estudiantes que dictan clases y comprar materiales.
Sin embargo, alertó sobre el futuro: los fondos nacionales se asignaron “8 días antes de que cambiara la gestión” y ya se les avisó que no existirán más a partir de 2026. “Es una cifra ínfima. Ínfima porque representaba la posibilidad de pagar veinte mil pesos por mes a los estudiantes avanzados que daban clases allá”.
Ante este escenario, el doctor Mario Alanís confirmó que la Facultad de Humanidades asumirá los costos a partir de 2026 para garantizar la continuidad del programa.