La buena gestión ambiental podría generar billones
El último documento emitido por la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente reunida en Nairobi, capital de Kenia, además de enumerar cómo el actual proceso de cambio climático y calentamiento global afecta al planeta, cuantifica los perjuicios económicos que genera el deterioro ambiental y la contaminación. Es decir, establece una correlación directa entre degradación ambiental y pérdidas económicas, y, por consiguiente, entre la inversión en un clima estable y naturaleza y suelos saludables, y beneficios en término de prosperidad de la población.
Según el informe, que ha sido caracterizado por los expertos en la materia como la evaluación más completa jamás realizada sobre el estado del medio ambiente mundial, un planeta libre de contaminación permitirá el ahorro de billones adicionales en el PBI global que podrían evitar millones de muertes y sacaría a cientos de millones de personas de la pobreza y el hambre. Pone como ejemplo que los 8.000 millones de toneladas de desechos plásticos que contaminan el planeta producen pérdidas estimadas en 1,5 billones de dólares anuales.
El documento se denomina “Perspectivas del Medio Ambiente Mundial, séptima edición: un futuro que elijamos”, y participaron en su elaboración 287 científicas y científicos de múltiples disciplinas provenientes de 82 naciones. Los autores coinciden en que el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la degradación de los suelos, la desertificación y la contaminación y los desechos han tenido enorme impacto en el planeta y las personas con costos económicos que ascienden a billones de dólares cada año.
Transformar los sistemas de producción para preservar la sustentabilidad ambiental generará beneficios macroeconómicos globales. Transformar los sistemas de producción para preservar la sustentabilidad ambiental generará beneficios macroeconómicos globales.
El trabajo no se queda en la mera descripción del problema: plantea también cómo se pueden transformar los sistemas de producción para preservar la sustentabilidad ambiental y generar, al mismo tiempo, beneficios macroeconómicos globales que podrían alcanzar los US$ 20 billones anuales dentro de 45 años.
Recomienda “dejar de centrarse únicamente en el PIB y utilizar indicadores que también midan el capital humano y natural, incentivando a las economías a avanzar hacia la circularidad, la descarbonización del sistema energético, la agricultura sostenible, la restauración de ecosistemas”.
También menciona avances logrados en las últimas décadas, como acuerdos globales entre países –aunque cumplidos apenas parcialmente- sobre cambio climático, naturaleza, tierras, suelos y biodiversidad, así como contaminación y desechos; promoción de las energías renovables, expansión de las áreas protegidas y eliminación progresiva de productos químicos tóxicos.
El documento ataca un viejo argumento que justifica la falta de resultados en el avance contra el cambio climático en razones económicas. Esto es, implementar modificaciones en los procesos de producción y tratamiento de desechos cuesta demasiado dinero. En realidad, acometer estos cambios genera, más que gastos, recursos adicionales que, bien invertidos, podrían acercar soluciones a una porción importante de la población mundial, la más perjudicada por los efectos devastadores de la degradación ambiental.