jueves 14 de agosto de 2025
Editorial

Interacciones virtuosas

El uso cada vez más extendido de la inteligencia artificial (IA) plantea enormes desafíos en todos los campos del conocimiento. En Educación hay un debate que se profundiza respecto de cómo su aplicación abre nuevas oportunidades, pero también cómo ofrece dificultades en su aplicación práctica. Los cambios son tan vertiginosos que el aprendizaje de esta interacción compleja entre IA y Educación es permanente y se construye sobre la marcha.

Uno de los interrogantes es hasta qué punto la IA puede ir asumiendo roles que hasta ahora le corresponde ejercer a los docentes “humanos”. En la provincia de Santa Fe, más precisamente en la localidad de Villa Cañás, la escuela San José pondrá en marcha una experiencia singular. Una “docente” –Zoe- hecha con inteligencia artificial dará ocho clases de 15 minutos, en la que mantendrá contacto personalizado con los alumnos, respondiendo dudas y proponiendo actividades.

El desafío de esta experiencia es que convivan la docente de IA y los docentes humanos. “Zoe les va a hablar por teléfono, les va a mandar mails, pero el contacto humano, la calidez, la mirada de ‘vos hoy desayunaste’, ver la cara del chico en el momento del aprendizaje, si entendió, si no entendió, eso lo vamos a ver los profes. Creo que vamos a convivir, pero que el docente humano siempre va a ser la base de la escuela”, explicó Gabriela Farina, la directora del establecimiento educativo.

La tecnología ha revolucionado el acceso al conocimiento, aun antes del desarrollo de la IA en sus formas actuales. De modo que el rol de docente es en estos días menos importante que en otras épocas respecto de la transmisión de la información que contiene cada materia. Pero, justamente por eso mismo, puede ocupar más tiempo y más esfuerzo en brindar un contexto adecuado para entender esos contenidos, y profundizar en las características esenciales de los docentes humanos: la empatía, la motivación, la promoción de la conciencia crítica y la ética, la contribución al razonamiento, la comprensión y la creatividad de los estudiantes, por ejemplo.

El aprovechamiento adecuado de las virtudes de la IA, en complementación con las contribuciones humanas, es responsabilidad de cada docente. Un riesgo evidente es que los maestros o profesores “descansen” en la inteligencia artificial, como también “descansan” en los buscadores de internet, produciendo como efecto no deseado lo que los expertos denominan “sedentarismo cognitivo”, que se define como la inactividad mental o a la dependencia excesiva de la tecnología para realizar tareas que antes requerían esfuerzo intelectual.

Es clave, entonces, un compromiso moral de cada docente para potenciar la actividad educativa con el desarrollo tecnológico como herramienta, logrando interacciones virtuosas a partir de la empatía, la motivación, la promoción de la creatividad y la mirada crítica para beneficio del proceso de aprendizaje.n

El aprovechamiento adecuado de las virtudes de la inteligencia artificial, en complementación con las contribuciones humanas, es responsabilidad de cada docente. El aprovechamiento adecuado de las virtudes de la inteligencia artificial, en complementación con las contribuciones humanas, es responsabilidad de cada docente.

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