jueves 17 de abril de 2025
En la puna catamarqueña

Hallan una nueva especie de mamífero prehistórico

Un estudio publicado por investigadores del CONICET da cuenta de este importante descubrimiento.

Investigadores del CONICET de distintas regiones del país, publicaron recientemente en la revista internacional Journal of Systematic Palaeontology, un estudio sobre el descubrimiento de una nueva especie de mamífero prehistórico herbívoro, que habitó hace unos 18 millones de años en la puna de Catamarca, en el noroeste de Argentina. El fósil fue encontrado inicialmente por un equipo de geólogos y geólogas, compuesto por Julieta Suriano, Andrés Echaurren y Lucas Lothari, del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA, CONICET-UNCUYO). Este hallazgo contribuye al conocimiento sobre la familia Mesotheriidae, un grupo de ungulados que tuvo una destacada presencia en la fauna del continente durante el Mioceno.

Posteriormente a la documentación del hallazgo y el registro de la ubicación exacta del ejemplar, mediante herramientas de georreferenciación, Esperanza Cerdeño –también investigadora del IANIGLA- se comunicó con el grupo de Paleontología de Vertebrados de la Fundación Miguel Lillo (FML), en Tucumán, con el objetivo de coordinar esfuerzos y realizar las tareas de rescate paleontológico. La pieza se encontraba incrustada en una roca y a primera vista fue identificada como un fragmento del cráneo del animal. De este trabajo arduo y exhaustivo, por cierto, dado lo aislado del lugar y su altitud, participó el investigador del Instituto Superior de Correlación Geológica (INSUGEO, CONICET-UNT), Matías Armella, junto a otros destacados referentes de la provincia de Tucumán.

Sobre el descubrimiento

“Se trata de una nueva especie de ungulado que presenta una combinación de características hasta el momento no registradas. Nuestros análisis indican que divergió tempranamente en el contexto del grupo de los mesotéridos”, describe Armella acerca del animal prehistórico que, gracias a datos arrojados por la investigación, podía llegar a pesar hasta 15 kilogramos, se alimentaba de plantas de hojas duras y era un especialista en excavar y roer.

“Ichhutherium wayra” es el nombre científico que designaron los participantes del estudio para el hasta ahora desconocido mamífero, con la idea de uno que hiciera referencia a las condiciones climáticas propias de la región andina donde se produjo el hallazgo. Surge entonces de la combinación de dos términos de la lengua quechua: ichhu, que significa pasturas bajas o pasto de puna, y wayra, que hace alusión al viento; más therium, que traducido del griego significa bestia.

El fósil fue descubierto durante un relevamiento geológico en la Formación Potrero Grande, en una zona geográfica de montañas que se elevan por encima de los 3900 metros de altura. “Lo que hallamos es un paladar casi completo con dientes bien preservados que presenta un mosaico de características únicas, compartidas tanto con los mesotéridos antiguos como con los modernos”, señala el investigador del INSUGEO al respecto.

En este sentido, cabe remarcar que la familia Mesotheriidae está compuesta por una variedad de mamíferos herbívoros ya extintos que habitaron América del Sur desde hace aproximadamente 30 millones de años hasta su extinción, hace unos 70 mil. Eran animales distinguidos por una notable diversidad morfológica, con características que combinaban rasgos de roedores como el carpincho y de marsupiales como los wombats. Entre algunas de las adaptaciones únicas de estos animales prehistóricos, se destaca la capacidad que tenían para excavar, roer y alimentarse de diversas plantas, como algunas de sus funcionalidades necesarias para prosperar en diversos ecosistemas sudamericanos de la época.

Sobre el fósil encontrado, el análisis del maxilar arrojó la presencia de premolares con raíces y un segundo premolar bien desarrollado, evidenciando rasgos similares con especies antiguas –no así con las más modernas–; y un paladar ancho y molares con tres lóbulos, aspecto que sugiere similitudes cercanas a especies más modernas.

La planificación del rescate paleontológico fue posible gracias a un complejo trabajo logístico como consecuencia de las extremas condiciones climáticas y geográficas de la puna de Catamarca. Esto responde a que el sitio del hallazgo, ubicado en las Sierras del Potrerillo, se encuentra a una altitud de entre 3900 y 4000 metros sobre el nivel del mar, lo que implica no sólo dificultades en el acceso, sino también en las actividades debido a la marcada amplitud térmica, con temperaturas que pueden oscilar entre -15°C y 30°C.

La campaña demandó cinco días y requirió la colaboración de la investigadora de la Unidad Ejecutora Lillo (UEL, CONICET-FML), Judith Babot, pero además de Daniel García-López y Carolina Madozzo Jaén, colegas de Armella en el INSUGEO, quienes formaron parte de la campaña paleontológica. Las tareas de campo se cumplieron con éxito, ya que a partir de ellas se logró la extracción completa del ejemplar fósil y se avanzó con la prospección de otros sitios potencialmente fosilíferos de la región, es decir, que presentan condiciones favorables para la ubicación de fósiles.

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