miércoles 15 de mayo de 2024
Editorial

Dificultades endémicas

Es muy común relacionar el nivel educativo de los estudiantes con el nivel socioeconómico. Según esta ecuación, los alumnos que pertenecen a familias con mayores ingresos tienen un mejor nivel educativo que aquellos que vienen de hogares con menores ingresos.

Hay cierta razonabilidad en este enfoque: los niños, niñas y adolescentes de los sectores de mayor vulnerabilidad social encuentran muchos más escollos para estudiar: algunos deben trabajar, o realizar tareas domésticas o no pueden acceder a recursos educativos a los que sí acceden sin mayores dificultades los de clase media o alta.

Sin embargo, un informe recientemente publicado por el Observatorio de Argentinos por la Educación constató que tres de cada diez alumnos de sectores favorecidos no logran ni siquiera los niveles mínimos de lectura. Es decir, aun con todas las posibilidades objetivas para estudiar, el rendimiento es bajo.

“Aunque existe una marcada relación entre el nivel de riqueza de los países y los aprendizajes, esa relación no es perfecta. Los alumnos argentinos del cuartil superior (los más ricos) están entre los de mayor nivel socioeconómico de la región (solo superados por Chile); sin embargo, sus resultados en PISA quedan por debajo de los de Uruguay, México, Brasil, Colombia, Perú y Panamá”, señala el informe.

El estudio se denomina “Los más favorecidos de Argentina, entre los menos favorecidos de la región. Resultados PISA 2022”. Y muestra, efectivamente, que los alumnos de menores ingresos tienen también un rendimiento menor: siete de cada diez alumnos no alcanzan los niveles mínimos de lectura. Pero, contrariamente a lo que se piensa, el bajo nivel educativo también afecta a los estudiantes de mayores ingresos.

El dato muestra, en consecuencia, que lo económico no es factor unívoco para determinar el aprendizaje y el desempeño escolar. Algunos especialistas en el tema educativo hablan, entonces, de “pobreza cultural”.

Señalan que en otros países, con menos recursos que Argentina e incluso con menor inversión, los resultados de evaluación de aprendizaje son mejores, y lo atribuyen al mantenimiento de políticas de Estado, es decir, de largo plazo que exceden los distintos gobiernos. No es lo que sucede en el nuestro.

En la primera década de este siglo hubo un incremento sostenido de ingreso de niños y jóvenes al sistema educativo, logrado a partir de un incremento del presupuesto educativo. Así, se logró una mayor universalidad que en otros países, pero un estancamiento, o incluso una baja, en el nivel educativo.

Como señala Sandra Ziegler (FLACSO) “el sistema educativo presenta dificultades ‘endémicas’ que exceden el origen socioeconómico de los alumnos. Si bien algunos actores suponen que la asistencia a determinadas escuelas permite estar indemnes ante los problemas educativos (como los aprendizajes), el informe demuestra que los cuartiles más altos también están afectados en su rendimiento en el área de Lengua, y desmiente a los actores que señalan que sus hijos están preservados de los problemas que afectan a la educación en general”.

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