jueves 15 de mayo de 2025
Editorial

Agenda con atrasos

Argentina junto con el resto de los países que integran la Organización de las Naciones Unidas se comprometieron hace ya ocho años a cumplir con los 17 objetivos que forman parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Estos objetivos son: poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo; poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible; garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades; garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida de todos; lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas; garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible; garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos; promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos; construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación; reducir la desigualdad en y entre los países; lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles; garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles; adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos; conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos; gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación; promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas; y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible.

Como puede observarse, los objetivos son ambiciosos y al ritmo de los progresos bastante difíciles de cumplir. La pandemia gravitó enormemente para restringir los avances que en algunos de los procesos desencadenados para avanzar hacia el cumplimiento de las metas. De todos modos, las demoras son también atribuibles a déficit de las políticas de las naciones del mundo, incluida por supuesto Argentina.

Los objetivos de tipo ambiental son los que más urgen cumplir, porque además de referirse a problemas en sí mismos, esos problemas son factor de agravamiento de otros y porque el paso del tiempo vuelve aún más compleja la resolución del problema. Es que, como se sabe, en el proceso del calentamiento global, hay puntos de no retorno. En este contexto, preocupa el pensamiento que sobre el cambio climático profesa el presidente de la nación que asumirá su cargo el próximo mes de diciembre. En efecto, Javier Milei ha reiterado en numerosas oportunidades, una de ellas durante uno de los debates presidenciales, que, pese al cúmulo de evidencia científica recolectada en las últimas décadas, que descarta la incidencia humana en el cambio climático.

Es de esperar que, más allá de sus erradas creencias personales, durante su gestión las políticas tendientes a cumplir con los objetivos de la Agenda 2030 se puedan afianzar, incluso y sobre todo- las que promueven la sustentabilidad ambiental.

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