Entre las víctimas del terrorismo de Estado hubo dos soldados catamarqueños, Ramón Antonio Cárdenas y Laudino Córdoba -que murieron en acción-, y Pedro Teófilo Bustamante, quien sobrevivió a la revolución armada.
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Cárdenas pertenecía al escuadrón abastecimiento. Conducía un camión cargado con soldados de refuerzo al teatro de operaciones. La casa de Gobierno estaba rodeada por aire y por tierra con la guardia del regimiento adentro y había que ingresar sí o sí.
Su superior, el Teniente Marcelo Daniel Amavet le ordenó atravesar la cortina de balas que desde el quinto piso del edificio de la marina y la plaza España detrás de la casa de gobierno tiraban sin cesar.
El catamarqueño penetró el cerco de las ráfagas mortales y cumplió la orden. Estacionó el vehículo en la puerta de acceso de la custodia interna de Casa Rosada.
Pero murió en el asiento. Cayó sobre sí mismo, con el rostro destruido por el proyectil que ingresó en la cabeza a través de la parte occipital disparado por otro soldado, enemigo y hermano de armas argentino.
El comprovinciano Laudino Córdoba integrante del Tercer Escuadrón murió junto a otros conscriptos granaderos. Una bala de ametralladora impactó en su columna vertebral. La estremecedora matanza fue entre soldados que juraron lealtad a una misma bandera. Eran de la misma nacionalidad, tenían el mismo jefe de armas que era el presidente, elegido en democracia por el pueblo.
El soldado granadero Pedro Teófilo Bustamante, también de Catamarca, combatió valerosamente en el grupo élite de la sección ametralladoras antiaéreas del Escuadrón Armas Pesadas. Recibió entrenamiento especial para ese fin y junto a otros combatientes preparados con táctica específica, desde los techos de la casa de gobierno y sin ningún resguardo físico, repelieron la agresión armada.
Bendita sangre catamarqueña corrió por las calles de Buenos Aires para cubrir de gloria a nuestra patria. Los soldados héroes nacionales sobrevivientes también dejaron su coraje y obediencia a la sagrada Constitución argentina.
Demostraron sus valores y virtudes, su pasión por cumplir con el deber asignado al regimiento.
Muchos de ellos aún caminan por nuestro país llevando el orgullo sanmartiniano de haber cumplido con el objetivo del regimiento y defender al presidente y su investidura.
La revolución bélica fue distinta a la del 25 de mayo de 1810, que lució tonos celestes y blancos, fue pacífica y con ideas revolucionarias que apuntaban a un sueño y a un gobierno democrático, en esa Plaza de Mayo.
Los dos catamarqueños que defendieron la patria fueron trasladados en tren a la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, en ataúdes tapados con la bandera nacional, escoltados por el granadero amigo, coterráneo y camarada de armas sobreviviente, Pedro Teófilo Bustamante.
Viajaron junto a una comitiva militar a cargo de un superior. Los restos fueron entregados a sus familias y sepultados en el Cementerio Municipal y en tierras catamarqueñas del santo orador de la Constitución Nacional, Fray Mamerto Esquiú.
En las ceremonias de recepción en la estación terminal del Ferrocarril General Manuel Belgrano y en las exequias de las pompas fúnebres, participaron el gobernador constitucional en ejercicio Dr. Armando Casas Nóblega, junto al pueblo en desbordante concurrencia, observando obediencia a la Constitución y al sistema democrático de gobierno.
El arco político, instituciones civiles, militares, todos los recibieron con los honores correspondientes.
El soldado granadero Pedro Teófilo Bustamante, sobreviviente, regresó al regimiento. Al obtener el licenciamiento definitivo, pasó a integrar la reserva nacional de Granaderos a Caballo Gral. San Martín. Se estableció en su Catamarca natal, contrajo matrimonio y formó una familia. Luego de trabajar en la Dirección Nacional de Vialidad distrito N°11, se jubiló.
Falleció a los 82 años. Transcurrió más de medio siglo, casi setenta años, y habiendo sido inscritos sus nombres en las páginas de la historia nacional nunca más alguien volvió a hablar de los granaderos.
Como el mismo destino de los siete granaderos que custodiaban los restos del Gral. San Martín la noche de su velatorio al repatriar sus restos al país, el pueblo fue olvidándose de nuestros héroes.
Los conscriptos de la gloriosa clase 1934 impidieron el derrocamiento del presidente constitucional Gral. Juan Domingo Perón.
Dios guarde a todos los héroes combatientes defensores de la investidura presidencial y de la Constitución Nacional Argentina.
Homenaje
El 17 de agosto pasado en el Museo Histórico Provincial, con la presencia de autoridades provinciales, de la Asociación Sanmartiniana y público en general, los héroes nacionales fallecidos el 16 de junio de 1955, fueron homenajeados con la ejecución del "toque del silencio militar" por sus camaradas de armas de granaderos a caballo que arribaron a Catamarca con motivo del paso a la inmortalidad de José de San Martín. Momento histórico vivido por primera vez en la sala temática del 16 de junio. "Altar de la Patria".
Texto: Colaboración de Pedro del Valle Bustamante (hijo del granadero escolta presidencial combatiente sobreviviente Pedro Teófilo Bustamante)