Dada la cantidad de asesinatos a personas del colectivo LGBT, en algunos medios comenzó a circular el término “travesticidio”. De a poco se repite la historia como pasó con el término “femicidio”. Debido a la cantidad de mujeres asesinadas por su misma condición de mujer y el trato asimétrico entre víctima y victimario, a favor del victimario y en desmedro de la víctima, a finales de 2012 la problemática fue reconocida y el Código Penal Argentino (CPA) incorporó este término. De esta manera, se fijó para el “femicidio” la pena máxima, prisión perpetua. Es decir, el condenado tras 35 años de encierro recién puede acceder a un beneficio de salida laboral, transitoria o libertad condicional.