Una mujer denunció a su ex marido en nueve ocasiones y no tuvo respuesta de la Policía.
Roxana Sosa tuvo que irse de su casa junto a su hija de 6 años, luego de que en febrero pasado su ex marido saliera de la cárcel tras cumplir una condena por venta de drogas, y la echara de la vivienda para convivir con su nueva mujer.
La Justicia, a través del Juzgado de Familia de Segunda Nominación, falló en septiembre del año pasado para que la mujer regrese a la casa con su hija, pero el sujeto sigue allí porque la Policía jamás realizó el allanamiento dispuesto por la Justicia para excluir en forma inmediata al hombre.
La exclusión tenía fecha de caducidad en los siguientes 60 días de emitido el dictamen, el 2 de septiembre de 2014, y jamás se cumplió.
"Jamás los policías de la comisaría Novena realizaron el allanamiento. "Es más, la Justicia determinó una prohibición de acercamiento para que él no me siga amenazando ni intentara atacarme, y él siguió haciéndolo, sin que la Policía jamás oyera mis pedidos", contó Rossana Elizabeth Sosa.
"Yo fui a la Unidad Judicial N 9, que funciona en el mismo edificio de la comisaría Novena, y lo denuncié a mi ex marido, en nueve ocasiones en el último año. Todas esas denuncias fueron luego de que la Justicia decidiera excluirlo de la casa y restituirme a mí y a mi hija en ella", añadió la mujer.
En este sentido, la mujer debe alquilar y vivir fuera de su vivienda junto a su pequeña hija de 6 años. "Ahora tenemos que estar gastando plata en alquiler, para que él siga en mi casa con una nueva mujer. La verdad es que esto es de no creer", puntualizó.
"Cuando estaba con condena era igual"
Sosa explicó que su ex marido, de apellido Ibarra, condenado hace 5 años por vender droga en su vivienda del barrio Santa Marta, comenzó a hostigarla cuando comenzó a cumplir en 2011 sus salidas transitorias.
"A él le daban salida los fines de semana, y me hostigaba, me amenazaba e intentaba atacarme. En ese momento, la Policía tampoco hizo caso a mis pedidos de ayuda", contó la mujer, indignada.
A continuación, la mujer comentó que el calvario continuó luego en 2014 con la salida laboral otorgada al sujeto.
"Cuando le dieron la salida laboral, fue peor, porque él salía del penal el lunes y volvía el viernes. Y los ataques y amenazas eran peores. Jamás recibí ni consigna policial ni una mano de los efectivos de la comisaría Novena, pese a pedirles ayuda siempre", concluyó Sosa.